La poesía hebrea, que compone la mayoría de los Libros Poéticos, no tiene rima, ni ritmo cuantitativo, ni metro en el sentido de las lenguas clásicas y modernas. Lo único que la distingue de la prosa, es el acento (no siempre claro), y el ritmo de los pensamientos, llamado comúnmente paralelismo de los miembros. Eso explica que diste mucho de la poesía occidental.
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