El discipulado es un proceso que progresivamente ha ido desapareciendo de la agenda de las iglesias. Se ha olvidado que no son los programas que resultan más sonoros o atrayentes los que aseguran la permanencia de un creyente en los caminos de Cristo, sino el formarlos y enseñarles la Palabra de tal manera, que cada día, procuren andar en el sendero trazado por nuestro Señor Jesús. Eso es lo que verdaderamente los fortalece y les permite enfrentar los ataques del enemigo en su afán de minar su vida personal, espiritual…
Continuar Lectura