Tres pasos para gestionar apropiadamente sus emociones (Lección 5)

La presencia del Espíritu Santo en el creyente se hace evidente.

Toda sensación que experimentamos es una señal y toda emoción, es un llamado de atención. Puede convertirse en una oportunidad para efectuar un cambio, fortalecer una relación o avanzar hacia algo nuevo. Es así cuando nos damos a la tarea de procesar nuestras emociones con ayuda de Dios. El enojo, por ejemplo, nos motiva a la acción. La decisión esta en nuestras manos. Bajo el enojo podemos reaccionar paran ofender o, por el contrario, para razonar, medir el alcance de las consecuencias de lo que decimos o hacemos o, también,…

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