Una enorme responsabilidad: predicar la Palabra sin distorsionar su sentido original (Introducción)

Homilética

Nuestra sociedad cristiana en el mundo entero, sin distingo de país, idioma o cultura, adolece de buenos predicadores. Infortunadamente infinidad de personas se paran hoy frente a un púlpito o en un lugar visible con una audiencia expectante, y tras leer un versículo, disertan por treinta minutos o una hora sobre temas totalmente ajenos al texto bíblico al que aludieron al comienzo. Hablan las emociones más que la voz de Dios proclamada hombres o mujeres dispuestos someterse a un riguroso estudio de las Escrituras antes de compartirlas. Por el contrario,…

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