A lo que estamos llamados quienes servimos a Dios es ha hacer éticamente lo correcto, aun cuando es previsible que no siempre encontraremos eco o, quizá, aceptación entre quienes nos rodean. Sin embargo, es lo correcto. En medio de una sociedad sin propósitos ni valores, lo que esperan quienes nos rodean, es que se recobren esas pautas de cara a que todo sea transparente. En pocas palabras, que se haga lo debido en todos los casos. ¿Por qué ese anhelo? Porque se ha cruzado una delgada línea: dejar de hacer…
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