Quien sirve a Dios y en el caso que nos ocupa, el Capellán, debe tener un carácter formado por Aquél a quien sirve. No se trata solamente de un juego de palabras. Encierra toda una fundamentación de vida. Solo cuando somos moldeados por el Señor en nuestra forma de pensar y de actuar, podemos rendir al máximo de nuestros dones y talentos.
DEFINICIÓN DE CARÁCTER
Antes de avanzar, busquemos definir de una forma sencilla qué es el carácter. En esencia, es un conjunto de cualidades psíquicas y afectivas que condicionan la conducta de cada individuo. La palabra carácter es de origen griego “kharakter” a través del latín “character” que significa “el que graba”.
El carácter diferencia y hace especial a un individuo, grupo de individuos, animal u objeto. El carácter o personalidad se determina por el entorno social y la cultura que pertenece cada ser humano, lo cual ayuda a fijar la conducta y moralidad de la persona, por ejemplo: se puede decir que una persona tiene carácter, esto es, un individuo que impone sus decisiones y no cambia sus ideas por ninguna circunstancia, se puede decir que adopta una posición de líder, también se observa en el mundo animal.
Cada persona posee un carácter diferente, el cual influye en su emotividad, la forma de reaccionar y la capacidad de respuesta que contempla para las diversas situaciones que se enfrenta a diario, es por ello, que existen las personas emotivas, apasionadas, sentimentales, nerviosas, apáticas, entre otras.
Ahora, para hacerlo práctico y hablar del carácter del ministro de Dios, le invitamos a leer lo que describe el apóstol Pablo:
Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé; el que fuere irreprensible, marido de una sola mujer, y tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía. Porque es necesario que el obispo sea irreprensible, como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino hospedador, amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueño de sí mismo, retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen.
Porque hay aún muchos contumaces, habladores de vanidades y engañadores, mayormente los de la circuncisión, a los cuales es preciso tapar la boca; que trastornan casas enteras, enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene. Uno de ellos, su propio profeta, dijo: Los cretenses, siempre mentirosos, malas bestias, glotones ociosos. Este testimonio es verdadero; por tanto, repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe, no atendiendo a fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad.
Todas las cosas son puras para los puros, más para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas. Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra.” (Tito 1: 5- 16| RV 60)
Cuando ser sirve al Señor, entonces, hay unos distintivos del carácter que, con fundamento en las Escrituras, citaremos a continuación:
1.- ________________________
2.- ________________________ con Dios
3.- Una familia en la que ________________________
4.- No debe ser ________________________
5.- Controlar emociones negativas como la ________________________
6.- Ejercer el ________________________
7.- Saber manejar los ________________________
8.- No dejarse gobernar por la ________________________
9.- Desarrollar la _______ en su vida
10.- Desarrollar ________________________
No pierda de vista algo que, alrededor del tema que estamos mirando, enseñan las Escrituras:
Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, más yo no me dejaré dominar de ninguna.» (1 Corintios 6: 12 | RV 60)
El carácter nos permite mantenernos centrados, enfocados en el ministerio, que es una de nuestras prioridades.
En general se trata de una serie de características que se convierten en una impronta en la vida del ministro de Cristo donde quiera que se encuentre.
Otro elemento que nos permitimos recalcar aquí, es cuidarnos de lo económico. Infinidad de ministerios han fracasado porque su principal preocupación gira alrededor de la remuneración financiera o reconocimiento.
Permítanos citar, entonces, al autor cristiano Gary W. Kuhne:
Cuando la ganancia económica llega a ser la meta principal de la vida, uno no puede impedir que ese objetivo se reproduzca en otros. El sometimiento al señorío de Cristo ciertamente será difícil de reproducirlo cuando el dinero se convierte en ídolo.”
Un escenario en el que debemos permanecer es en el ejercicio del carácter y, junto con él, ser irreprensibles en las motivaciones para el ministerio.
LA SANTIDAD, PILAR DEL CARÁCTER
Nuestro carácter es moldeado por Dios, Él hace posible lo que en nuestras fuerzas resulta imposible. En ese proceso el Espíritu Santo juega un papel importante. Insistimos, es un proceso que termina teniendo una expresión evidente en la descripción que hace el apóstol Pablo:
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.» (Gálatas 5: 22, 23 | RV 60)
Aferrarse a la Palabra de Dios afianza el tránsito del ministro de Dios durante toda la transformación que experimentará en su forma de pensar y de actuar. El objetivo final es que su carácter esté en consonancia con el propósito eterno de Dios.
DIFICULTADES EN EL PROCESO
El proceso de transformación que rodea al hombre o mujer de Dios que sirven en la obra como Capellanes, algunas veces está rodeado por la sensación de impotencia para cambiar y el deseo de renunciar al propósito de cambio y preparación para servir con excelencia en la extensión del Reino.
No es algo nuevo, por el contrario, previsible. No podemos perder de vista el hecho de que libramos una batalla permanente contra el enemigo espiritual (Cf. Efesios 6: 12)
NUEVE DISTINTIVOS DE UN CAPELLÁN COMPROMETIDO
Conforme Dios trata con nuestra vida y forma el carácter, desarrollamos dos elementos esenciales: la consagración y el compromiso con la obra.
En su primera cata a Timoteo, el apóstol Pablo definió los derroteros que bien puede aplicar el Capellán a su desenvolvimiento:
Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.” (1 Timoteo 3: 2- 7 | RV 60)
Sobre la base de la lectura cuidadosa del texto, podemos relacionar los siguientes distintivos:
1.- Fidelidad en su _________________________
2.- Mantener la _________________________en todas las circunstancias
3.- Demostrar _________________________, eliminando barreras
4.- Asumir el _________________________ de las situaciones, incluso de las más complejas.
5.- Evidenciar _________________________
En este punto nos parece oportuno citar nuevamente al autor cristiano, Gary W. Kuhne:
Nuestras vidas deben ser de tal naturaleza que alimenten la confianza en otras personas, en lugar de la desconfianza. Como cristianos y ministros del evangelio debemos tener cuidado de actuar de tal manera que al mundo le parezca raro que esté ocurriendo”.
NUESTRA ESENCIA, EL SERVICIO
La naturaleza que nos asiste cuando hemos escuchado un auténtico llamado de parte de Dios, es a servir. Hacerlo sin otra motivación que honrar y exaltar a quien nos dio el privilegio de permitirnos ayudarle en la extensión del Reino.
En ese orden de ideas vale la pena traer a colación lo que escribió el apóstol Pedro en el primer siglo:
Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.” (1 Pedro 5: 1- 4 | RV 60)
Cuando leemos el pasaje con detenimiento, descubrimos una serie de pautas que nos llevan a concluir que cuanto hacemos como capellanes, es un servicio. Y debe serlo con la mayor entrega, sinceridad, compromiso y humildad posibles.
Es la esencia de lo que significa el ministerio y, en ese orden de ideas, debemos servir de corazón porque a quien servimos, es a Dios mismo, el creador del universo y quien sustenta la vida.
De hecho, hay tres aspectos del que nos debemos cuidar siempre:
- Envidia
- Orgullo
- Deseo de reconocimiento
El mejor liderazgo lo ejercemos cuando nos asiste la autoridad. Ahora bien, si a quien servimos es a Dios, esa autoridad proviene de Él. La afianzamos cuando desarrollamos intimidad con el Señor.
Es necesario llegar al punto en el que las personas dejen de depender de nosotros como capellanes y estén en el nivel en el que su dependencia esté centrada en Dios. Es entonces cuando podemos decir que hemos ido avanzando exitosamente en el ministerio.
RESPUESTAS A LA LECCIÓN 9:
A continuación, encontrará las palabras o frases que requiere para llenar los espacios en blanco que aparecen en la Lección de hoy:
1.- Irreprensible
2.- Comprometidos
3.- Cristo gobierne
4.- Arrogante
5.- Ira
6.- Dominio propio
7.- Conflictos
8.- Envidia
9.- Fe
10.- Pensamientos positivos, de fe inquebrantable
Nueve distintivos de un Capellán comprometido
1.- Vida familiar
2.- Serenidad
3.- Amabilidad
4.- Control
5.- Buen testimonio
© Fernando Alexis Jiménez – Instituto Bíblico Ministerial de la Misión Edificando Familias Sólidas