Leer las Escrituras es una de las oportunidades más grandes que nos ofrece Dios para conocer Su pensamiento y enseñanzas para caminar seguros en medio de las adversidades de la cotidianidad.
Cuando leemos la Palabra de Dios, nos acercamos a su pensamiento y a su corazón. Detalla la historia de Su pueblo, los equívocos, los aciertos y, también, como buen Padre, anota la ruta a seguir para caminar victoriosos en medio de los caminos sinuosos de la vida.
Hoy tenemos el privilegio de portal este compendio de textos sagrados. Definitivamente mucha agua ha corrido bajo el puente desde que el Codex Sinaiticus fue escrito a mano por cuatro escribas en griego sobre cuero animal, conocido como vellum, a mediados del siglo IV, hacia la era del emperador romano Constantino el Grande, que adoptó el cristianismo. Eran copias fiables.
El gran avance de la modernidad fue tener la Biblia impresa. En 1452, Gutenberg, el inventor de la imprenta, inició su primera edición tipográfica. Las Sagradas Escrituras suelen presentarse como una unidad, pero están compuestas por 72 libros, que fueron escritos entre el siglo IX antes de Cristo y el siglo I de nuestra era. «La Biblia tiene dos grandes bloques.
La biblia nos enseña que Dios nuestro creador tiene un plan extraordinario para todo aquel que sitúa su fe en Jesucristo como el Señor de su vida. El objetivo del estudio de las Escituras es entender el mensaje y el contexto correcto. Si no sabes dónde empezar a leerla, la frecuencia con que debes hacerlo, la cantidad que debes leer por cada vez o cómo utilizarla (aplicarla a tu vida o practicarla), este artículo te será de utilidad.
Al concluir esta exploración a través de la Palabra de nuestro amado Dios y creador, nos asiste el vivo deseo de que, superando los mitos sobre lo completo de leer los diferentes libros que la componen, encuentre edificación en sus páginas y convierta su lectura, en un hábito para su crecimiento personal, espiritual y familiar.
Desde el Instituto Bíblico Ministerial oramos a Dios para que estos materiales ayuden a su crecimiento en la búsqueda y conocimiento de Dios y le permitan cualificar sus capacidades para transferir las enseñanzas que llevarán a otras personas a los pies de Jesucristo.
Fernando Alexis Jiménez
Director
Instituto Bíblico Ministerial