Dejarnos guiar por el Espíritu Santo (Conclusión)

Como creyentes es importante que nos dejemos guiar por el Espíritu Santo.

Como cristianos, disfrutamos de una relación personal con el Espíritu Santo. Desde el momento en el que le abrimos las puertas del corazón al Señor Jesús, Él comienza a moverse con poder. De ahí que, al morar en nosotros, el Espíritu marca una profunda diferencia en nuestro ser.

Probablemente no lo hayamos entendido y el hecho de que habite nuestro ser, no tiene p mayor significación ara muchos. Tremendo error. Él debe ser honrado y glorificado en lo que pensamos y hacemos.

Nuestro amado Salvador Jesucristo dijo a sus discípulos y a nosotros hoy:

Muchas cosas me quedan aún por decirles, que por ahora no podrían soportar. Pero, cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá solo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir. Él me glorificará porque tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes. Todo cuanto tiene el Padre es mío. Por eso les dije que el Espíritu tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes.»(Juan 16:12-15)

La presencia del Espíritu es esencial. Nos guía y, además, nos revela aquello que vendrá. Lo enseñó claramente el Señor Jesús. Es algo maravilloso que debemos tener en cuenta siempre.

Otro aspecto glorioso es que nos ayuda en el proceso de cambio y crecimiento. Alrededor del tema, la revista teológica “En la calle recta” en el editorial de la edición 264, registra lo siguiente:

El Espíritu Santo nos transforma, renovando nuestra forma de pensar y de actuar (Romanos 12: 2). Nos enseña todo aquello que necesitamos saber—las cosas positivas y negativas—para vivir mejor. Nos exhorta, nos enseña por la Biblia y, también, por el testimonio y por el ejemplo de otros cristianos.”

Si algo necesitamos, es precisamente que el Espíritu—que es Dios en nosotros—tome el control de cuanto hacemos. Como siervos e hijos de Dios, es en Su voluntad alrededor de las cual nos debemos mover en todo momento.

¿Cómo es posible esto? El apóstol Pablo lo explicó en términos sencillos y prácticos:

Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.» (1 Corintios 2:10-11| RV 60)

Caminando con Él, las posibilidades de equivocarnos son bajas. Claro, siempre influirá la naturaleza humana a la que no podemos renunciar, pero nuestro amado Hacedor a través de Su Espíritu, nos mostrará la senda por la que debemos caminar.

COMO HIJOS, TENEMOS ASEGURADO EL ESPÍRITU DE DIOS

Como cristianos, tenemos el Espíritu Santo. Nos sella cundo recibimos a Jesús como Señor y Salvador. Su presencia en nosotros, testimonia que somos hijos de Dios, como escribió el apóstol Pablo:

Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: «¡Abba! ¡Padre!» El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y, si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues, si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria.”(Romanos 8:14-17)

En nuestra condición de creyentes, es necesario mantengamos un corazón dispuesto para que el Espíritu fluya con poder en nuestras vida y nos utilice conforme al propósito eterno de Dios. ¡Él es quien debe glorificarse!

Esperamos que las enseñanzas compartidas, las que le sugerimos repasar con frecuencia teniendo a mano su ejemplar de la Biblia, contribuyan decididamente a su crecimiento en todas las áreas. Usted es un instrumento valioso en Sus manos y, sin duda, quiere utilizarlo de manera poderosa en todo momento.

Recuerde que tenemos a su disposición otros cursos que le ayudarán en su proceso de formación teológica y ministerial, para que sirva con excelencia en el Reino de Dios.

¡Dios le bendiga rica y abundantemente!

Ps. Fernando Alexis Jiménez – Lic. Teol.

Director

Instituto Bíblico Ministerial

 

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