¿Cuál es la responsabilidad de los cristianos? Edificar la iglesia. ¿Y cómo lo hacemos? Haciendo discípulos. Una ruta sencilla. No es algo nuevo, es el fundamento de la comunidad de creyentes en todo el mundo. El amado Señor Jesús lo dejó claro cuando impartió instrucciones a sus seguidores:
Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.»(Mateo 28:16-20)
Cuando invertimos tiempo y dedicación en los nuevos creyentes, estaremos:
- Cumpliendo la gran comisión del Señor Jesucristo.
- Afianzando a los nuevos creyentes en los fundamentos de la fe.
- Haciendo un adecuado uso de nuestros dones y talentos.
- Sentando las bases para que los nuevos creyentes crezcan en la fe.
Cuando discipulamos a otras personas, cerramos la puerta de atrás de las congregaciones, que es uno de los fenómenos más comunes de nuestros tiempos. Se presenta cuando una persona va como mínimo a uno o dos servicios, incluso hace decisión de fe por Jesucristo, pero pronto desiste de congregarse.
Al optar por no regresar, quedan expuestos a los ataques del enemigo espiritual. Lo más probable es que su postrer estado será más crítico, porque satanás buscará arrastrarlos hasta el fondo, en una espiral que parece no terminar. Solamente Dios puede rescatarlos de esa triste situación (Cf. Salmo 40:2)
¿QUÉ ES, ENTONCES, DISCIPULAR?
Definir el concepto de discipular no es tan sencillo como parece a primera vista. Podríamos sintetizarlo con una frase sustanciosa: Discipular a otras personas es ayudarles en el proceso de seguir al Señor Jesús. Guiarlos en todos los pasos.
Cuando acompañamos a una persona en el discipulado, partimos de un presupuesto:
- Enseñarles a perseverar en el caminar diario con Jesús.
- Liderarlos.
- Acompañarles cuando enfrentan momentos críticos.
Eso exactamente fue lo que hizo nuestro Salvador Jesucristo. Él invirtió tres años en formar a sus seguidores y, éstos a su vez, dedicaron su vida a ganar almas para el Reino de Dios y a discipularlos. Fue un ciclo que no se interrumpió. El resultado fue sorprendente. En pocos años las comunidades de creyentes eran gigantescas, aún en medio de las persecuciones.
Todo cambió cuando los creyentes, en el tercer siglo, tuvieron la anuencia de Roma y se convirtieron en la religión oficial del imperio. Antes que discipular, se preocuparon más por la fastuosidad de los templos y las ceremonias. Dejaron de lado un ingrediente clave para el crecimiento exponencial de la iglesia. Quizá seamos demasiado subjetivos al pensar que olvidaron una verdad. Un discípulo es, ante todo, un seguidor de Cristo.
La prioridad para nuestro tiempo no radica en construir edificios ni generar estructuras eclesiales fastuosas, sino en formar a hombres y mujeres que caminen tras los pasos del Maestro.
CUATRO RAZONES BÍBLICAS POR LAS CUALES DEBEMOS DISCIPULAR
Como creyentes en Jesús debemos reorientar nuestra perspectiva alrededor de cuál es nuestra prioridad ministerial. En esa dirección, discipulamos a otras personas por cuatro razones bíblicas:
- Por amor a Dios (Marcos 12:30, 31)
- Porque si amamos a Dios, amamos también a las personas que nos rodean (1 Juan 4:19-21)
- Por obediencia al Señor Jesucristo (Juan 14:15, Mateo 28: 19, 20)
- Porque un distintivo del discípulo es hacer discípulos.
Le recomendamos leer el libro de los Hechos de los Apóstoles. En sus páginas descubrirá que los primeros creyentes cumplieron la gran comisión forjando discípulos en las naciones. Lo hacían mientras se desplazaban a donde quiera que iban, como consecuencia de la persecución de que eran objeto.
Ahora, quizá se pregunte: ¿Y en dónde hacemos discípulos? La respuesta es sencilla: En todo lugar en el que interactuemos con personas: el hogar, el trabajo, la universidad y en el círculo social en el que nos desenvolvemos.
Le animamos a repasar la Lección. Encontrará muchas verdades que enriquecerán su vida personal y ministerial. Subraye lo que considere oportuno. Compare las citas bíblicas. No pierda de vista el hecho de que, sobre sus hombros, tiene una enorme responsabilidad.
EJERCICIOS PARA AFIANZAR LOS CONOCIMIENTOS
Repasar lo aprendido es fundamental. Ahora, con el propósito de ampliar sus conocimientos, le invitamos a responder los siguientes interrogantes:
1.- ¿Cuál fue la instrucción específica del Señor Jesús para sus seguidores (Mateo 28:18-20)? Una vez lea la cita Escritural, consigne su apreciación:
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2.- ¿De qué le sirve a un discípulo asumir la tarea de discipular (Judas versos 20, 21)?
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3.- ¿Por qué motivo en nuestra condición de cristianos comprometidos debemos formar a otras personas en la sana doctrina (1 Pedro 4:10)?
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4.- ¿De qué manera ayuda al nuevo creyente ser incluido a un acompañamiento y formación permanentes en el discipulado (Efesios 4:13, 15)?
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5.- Lea el texto de Mateo 6:33. ¿Cuál es el distintivo de un auténtico seguidor de Jesucristo’
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6.- ¿Cuál es la palabra clave en este versículo? Si la descubre, escríbala a continuación:
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© Fernando Alexis Jiménez – Instituto Bíblico Ministerial de la Iglesia Misión Edificando Familias Sólidas.