Lo primero que debemos definir cuando iniciamos el apasionante viaje por la Hermenéutica Bíblica es precisamente eso, lo que significa hermenéutica. En esencia es el estudio de los principios, métodos y reglas que gobiernan la correcta interpretación de la Palabra de Dios.
Como tal es una ciencia porque sistematiza los conocimientos estructurados que se derivan de la observación, estudios, experimentos lógicos y ordenados para llegar a un fin determinado. Todo esto, aplicado a las Escrituras. Tanto en el campo secular como teológico, la hermenéutica se apoya en la ciencia de la lingüística.
¿Complicado? Por supuesto que no. Lo que ocurre es que, cuando se inicia la exploración de nuevos conocimientos, todo luce complejo; pero no es así. Conforme avancemos, comprobará que el asunto es más sencillo de lo que imaginaba.
Cuando vamos a un pasaje pero no le hacemos una adecuada hermenéutica, lo más probable es que caigamos en imprecisiones. Y si nos deslizamos en ese peligroso terreno, las enseñanzas que compartamos estarán marcadas por el error.
Si queremos interpretar la Biblia, la repuesta a cómo hacerlo apropiadamente debe provenir de la Biblia misma. Así como la Palabra de Dios no cambia, las reglas o principios tampoco pueden cambiar.
Las Escrituras nos proporcionan las reglas o principios de cómo interpretarlas de tal manera que descubramos el sentido o significado correcto.
RELACIÓN ENTRE LA HERMENÉUTICA Y LA EXÉGESIS
Puede que algunos confundan exégesis con hermenéutica. La primera ciencia es casi sinónima de la segunda. Sin embargo, hay una diferencia técnica importante: la exégesis aplica los principios establecidos en la hermenéutica, de ahí que parezca que exégesis es sinónimo de interpretación.
Básicamente la hermenéutica define los principios, la exégesis los aplica. La hermenéutica es la teoría y la exégesis es la práctica.
Ahora, si tenemos claro qué son la hermenéutica y la exégesis, ¿qué es la eixegesis? La eixegesis no es otra cosa que movernos en el lado opuesto, es decir, venir al texto con presuposiciones, tener una idea asumida antes de leer el texto.
Ocurre con mucha frecuencia. Muchos estudiantes de las Escrituras llegan a ellas con una concepción que dan por sentada antes de hacer un estudio juicioso de un capítulo o versículo de la Palabra.
UN LIBRO SENCILLO DE LEER
En la mayor parte de sus textos, la Biblia es un libro cuyo contenido puede ser entendido por todos. Generalmente es clara.
Para tener una aproximación al asunto, lea Deuteronomio 6:6-7. ¿Por qué cree que Dios mandó a los judíos enseñar a sus hijos las Escrituras? ¿Sería posible si los textos fueran complicados en su interpretación? Compártanos sus apreciaciones:
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¿Qué instrucción imparte Dios con respecto a Su Palabra? Si fuera difícil de explicar, ¿lo ordenaría así de acuerdo con Salmos 19:7? Escriba su opinión:
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La Biblia es clara y debemos llegar a ella como niños, con disposición de aprender. Si nos aproximamos a ella con ideas preconcebidas, nuestra tendencia será forzar el texto e introducir allí la doctrina o la idea que ya teníamos en la mente (prejuicios teológicos).
Alrededor de la interpretación de las Escrituras, ¿qué advirtió el apóstol de acuerdo con la cita de 2 Pedro 3:16?
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¿Qué instrucciones y advertencias podemos leer en los siguientes pasajes: Hebreos 5:11; Efesios 4:18; Tito 1:15 e Isaías 57:17?
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No podríamos concluir sin animarlos a proseguir cada Lección con dedicación. El que acaba de iniciar es un curso apasionante que le abrirá un enorme abanico de posibilidades para realizar un adecuado estudio de la Palabra de Dios.
El compromiso es esencial. Sólo así podemos crecer y afianzarnos en la preparación para servir a Dios con excelencia al ministerio al que nos haya llamado.
¡Dios les bendiga rica y abundantemente!
Ps. Fernando Alexis Jiménez – Lic. Teol.
Director – Instituto Bíblico Ministerial
