La conversión es un proceso importante en la vida del cristiano porque, no solo hay arrepentimiento, confesión y se obtiene la justificación que nos abrió las puertas a la salvación, sino que quien asume el proceso, debe mantenerse en el nuevo camino. Es decir, moverse en fidelidad con el Señor que lo llamó a una nueva vida.
Conforme vamos avanzando en el conocimiento de Dios, nuestro ser experimenta una especie de metamorfosis. Somos diferentes.
El autor sagrado dejó plasmado ese principio en los salmos:
La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma” (Salmo 19:7).
Para volver a Dios es necesario que haya una transformación; un cambio en nuestra mentalidad, en los deseos de nuestro corazón y en nuestra actitud hacia Dios y hacia el pecado.
Cuando un pecador se arrepiente, Dios hace la obra de transformarlo en un cristiano. Los pecados que el pecador una vez amó, ahora los aborrece, y las cosas buenas del Padre, que antes aborreció, ahora las ama.
La conversión es una modificación completa: un amor nuevo en el corazón y una vida nueva en el alma. Podemos concluir entonces, sin temor a equivocarnos que, si no hay cambio, no hay conversión.
¿Qué enseñan las Escrituras que usted y yo éramos en otro tiempo? Hallará la respuesta en Efesios 2:3:
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Cuando un pecador se convierte en hijo de Dios y acepta la salvación por fe, decide caminar en consonancia con la Palabra y lo que ella enseña. No porque considere que las obras lo harán salvo, sino por amor a un Padre que, sin él merecerlo, perdonó sus pecados y le aseguró la vida eterna.
¿En dónde se producen modificaciones cuando hay una conversión auténtica:
- En nuestra ________________
- En los ____________________
- En la __________________
Todo esto es posible gracias a que somos una nueva creación como lo enseña la Palabra (Gálatas 6:15).
Se trata de una modificación sustancial en las convicciones, emociones y actitudes sin lo cual, aun cuando la persona se integre a una denominación cristiana, no podrá decir que es un genuino hijo de Dios. Para estar en Cristo Jesús es esencial que el creyente llegue a ser “una nueva creación”.
EVIDENCIAS DE LA CONVERSIÓN
Convertirnos a Cristo no es solamente una aseveración para que las personas alrededor perciban que se ha avanzado en un proceso personal y espiritual. Es necesario que haya unas evidencias que termina generando impacto en nuestro ser y en quienes nos rodean.
¿Qué leemos acerca de nuestra nueva vida en Romanos 6:4?
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¿Cómo podemos corroborar que, en efecto, una persona se ha convertido a Cristo (Mateo 12:34)?
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¿Qué dice Pablo en torno a nuestra condición de cristianos en Romanos 6:2?
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Hay quienes que dicen que se han convertido al Señor, pero con sus hechos lo niegan. Su lengua no ha sido limpiada de inmundicia y blasfemia, su orgullo sigue siendo parte de su vida diaria, su conducta es la misma de todos los días, sus negocios son tan fraudulentos como antes, su forma de vestir es tan mundana como las modas del mundo, y siguen viviendo en los placeres pecaminosos que antes vivían.
Concluimos, entonces, que como no hay un cambio por fuera, tampoco ha habido por dentro. Tal persona sigue distante del Señor.
CONVERSIONES SIGNIFICATIVAS
En las Escrituras leemos acerca de tres grandes conversiones, de las muchas que—por supuesto—podríamos citar. Lo animamos a leer las citas bíblicas. Comprobará de qué manera en las vidas de estas personas, se produjeron cambios sustanciales en la forma de pensar y de actuar.
Resultará edificante que, tras escudriñar los pasajes, escriba y aplique principios para su vida diaria, que traerán impacto entre quienes le rodean.
1.- La mujer en la casa de _____________ (Lucas 7:36–50)
2.- ______________ de Tarso (Hechos 9:1–18)
3.- El ________________ (Hechos 16:27–34)
Estas personas sobre cuyas vidas leemos en la Biblia, eran comunes y corrientes. Como usted y como yo. Lo que marcó la diferencia es optar por Cristo. Eso imprimió un cambio definitivo en su existencia.
LA CONVERSIÓN NOS MANTIENE UNIDOS A DIOS
Cuando se produce una conversión auténtica en el cristiano, sus pensamientos y acciones lo mantienen unido a Dios. La gracia llevó a que tuviéramos un encuentro con Él, pero la decisión de permanecer en Él es nuestra. Cabe aquí recordar lo que enseñó nuestro amado Salvador: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere” (Juan 6.44).
No podemos ser ajenos a una realidad: infinidad de personas toman la decisión de volverse a Cristo, pero ante las primeras dificultades, toman las de Villadiego, es decir, salen huyendo.
Pablo reconoció que ni su posición al interior del judaísmo, la enorme cantidad de conocimientos que había acumulado en torno a la vida religiosa ni su reconocimiento social, servían de nada. Para él, todo era Cristo. Sería recomendable que leyera al respecto en Filipenses 3:1–9.
¿Qué debemos hacer para que sean borrados nuestros pecados? Descubra la respuesta en Hechos 3.19.
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¿Por qué motivo, una vez salvos, no podemos dejar de predicar las Buenas Nuevas de salvación para que otras personas se arrepientan (Santiago 5:20)?
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Realmente en usted y en mí está la decisión de escuchar la voz de Dios cuando nos llama al arrepentimiento y a la conversión. Pero Él no obliga a nadie. Insistimos en que se trata de una decisión personal, aun cuando no desconocemos lo que dice el apóstol Pablo: “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer” (Filipenses 2:13).
¿Cómo aplica aquí? Pongámoslo en términos sencillos. Usted se siente aun atraído por la pecaminosidad. Quiere volver atrás. Su dependencia de Dios es la que le asegurará la victoria. No hay otro camino. Depender del Señor y avanzar. Esa es la ruta.
Quien realmente se convierte:
1.- No anda conforme a la carne sino conforme al ____________ (Romanos 8:5).
2.- Se considera muerto al _______________ (Romanos 6:11).
3.- Crucifica el viejo hombre junto con ____________ (Romanos 6: 6)
4.- No sigue la corriente de ______________ (Efesios 2: 2)
5.- Recibe un espíritu de ______________ (Romanos 8: 15)
6.- Se torna _____________ (Filipenses 2: 5- 8)
7.- Se transforma en ________________ (Mateo 5: 14-16)
Como hijos de Dios, que manifestamos una conversión real, en adelante “… andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros” (1 Juan 1.7).
Observe entonces que todo nuestro ser es transformado y se hace notorio, incluso en la relación con Dios –que es la prioridad de nuestra existencia—y en la relación con otras personas.
Dado que el tema de hoy reviste singular relevancia, le animamos a repasar cada punto y desarrollar cada ejercicio. Recuerde que será de suma importancia cuando en ejercicio de su actividad ministerial, usted deba transferir estas enseñanzas a otras personas.
RESPUESTAS A LA LECCIÓN Nro. 6
1.- Forma de pensar
2.- Deseos del corazón
3.- Forma de vivir
Conversiones significativas
1.- Simón
2.- Saulo
3.- Carcelero
La conversión nos mantiene unidos a Dios
1.- Espíritu
2.- Pecado
3.- Cristo
4.- Este mundo
5.- Adopción
6.- Humilde
© Fernando Alexis Jiménez – Entrenador del Instituto Bíblico Ministerial.