¿Le ha ocurrido alguna vez que se quedó hasta la madrugada leyendo un buen libro o quizá viendo un programa de televisión? Sin duda que sí. Es más, recuerde el incidente: Usted sólo se enteró que estaba tarde cuando miró el reloj. Al principio creyó que era un error. Miró de nuevo y, tras corroborarlo, comprobó que pasaba de la una de la mañana. ¿En qué momento se fue todo este tiempo?, se pregunta usted…
Ahora cambiemos el escenario: Se dispone a orar. No son aún las nueve de la noche, acaba de leer algunos pasajes de la Biblia y decide doblar rodillas ante la Presencia del Señor. Deja todo debidamente organizado y comienza a hablar con Dios. ¿Qué ha ocurrido? Lo más probable es que no hayan pasado unos cuantos minutos y ya tendrá un profundo sueño.
— No puedo orar en la noche porque me vence el adormecimiento — , me refería un amigo pastor; no obstante, cuando estaba preparando un sermón, podía estar horas y horas leyendo las Escrituras y consultando material, antes que sintiera siquiera un asomo de cansancio.
¿A qué se debe esto? A un enemigo que tenemos en común usted y yo, que no desea que nos dispongamos a orar. Me refiero a Satanás.
El apóstol Pablo que sabía de sus acechanzas, escribió:
Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales.” (Efesios 6:12. NTV)
Si hay algo que preocupa enormemente al adversario espiritual es que nos dispongamos a entrar en el “lugar secreto”. Él sabe que de rodillas peligrosos para el reino de las tinieblas. Orando tenemos el poder que conmueve el universo, porque quien responde es el Dios de poder.
Como sin duda la oración es uno de los temas que le apasiona o al menos, está comenzando a conocer, es esencial que usted conozca y tenga presente que al hacerlo— entrar ante el Altar de Dios— , enfrentará oposición.
El autor y conferencista internacional, Charles Stanley, escribió:
Los cristianos estamos en una lucha espiritual. La única vez que Satanás se preocupa por nosotros es cuando entramos en esa lucha. Ninguna cosa que hagamos es una gran amenaza para él. Satanás sabe que la verdadera lucha espiritual se libra de rodillas. La oración es el arma que más teme, por lo tanto, es contra la oración que él lanza su mayor ataque. Es de rodillas como se hace el mayor bien, y es de rodillas como enfrentamos los mayores ataques.” (Charles Stanley. “Trátelo con oración”. Editorial Vida. EE.UU. 1996. Pg. 26)
Dado que nuestro enemigo se opone a que nos dispongamos para orar, enfrentamos adormecimiento y falta de concentración.
— Cuando me arrodillo a orar, he sentido cerca una presencia tenebrosa; no sé qué ocurre, pero a veces prefiero levantarme del lugar donde me encuentro e ir a ver televisión. Todo temor cesa de inmediato — , me relató el líder de jóvenes de una congregación a la que recientemente fui a dar una conferencia. ¡No hay duda que el enemigo sabe cómo engañar y lanzar sus ataques!
PÓNGASE LA ARMADURA PARA ORAR
Generalmente pensamos que nos ponemos la armadura de la que habla el apóstol Pablo en Efesios 6:13-17 cuando hacemos guerra espiritual. Asociamos eventos en los que endemoniados ruedan por el suelo, arrojan saliva y hablan con tono gutural. ¡Tremendo equívoco! Cuando nos disponemos a orar, también libramos una batalla y no podemos permitir que el enemigo nos saque de la Presencia de gloria en la que entramos al hablar con Dios.
El autor y conferencista, Charles Stanley, señaló que “El apóstol Pablo sabía es mucho más que acudir de prisa a Dios y presentar algunas de nuestras peticiones. Él la veía como una lucha y nosotros también debemos verla así. Es en la oración donde se ganan o se pierden las batallas. Por tanto, es indispensable que aprendamos a orar.” (Charles Stanley. “Trátelo con oración”. Editorial Vida. EE.UU. 1996. Pg. 27)
Tenga siempre presente que el orar es entrar en una lucha espiritual. Por supuesto, es la entrada a la Presencia del Padre celestial, pero a la vez, constituye un enorme reto al enemigo espiritual que procurará atacar dos pilares de nuestra vida cristiana: la fe, y entrar en la Presencia.
El apóstol Pablo, que conocía esas enormes batallas porque era un hombre comprometido con la oración, escribe:
No quiero decir que ya haya logrado estas cosas ni que ya haya alcanzado la perfección; pero sigo adelante a fin de hacer mía esa perfección para la cual Cristo Jesús primeramente me hizo suyo. No, amados hermanos, no lo he logrado, pero me concentro únicamente en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por delante, y así avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús.” (Filipenses 3:12-14. NTV)
Es cierto, venían dificultades, pero él perseveraba en Dios. Reconocía el valor de la perseverancia cuando estamos en oración. No solo era parte de vivenciar a Cristo, dejando el pasado en el pasado, sino el de seguir adelante, perseverando, en sus tiempos de oración.
ORAR CON PODER Y AUTORIDAD
Es evidente que, al orar, no solo enfrentaremos oposición— para la que debemos estar preparados— sino que debemos orar con autoridad, conscientes del poder de Dios que se mueve dentro de nosotros, que obra lo que humanamente resulta imposible.
Cuando experimentemos ataques espirituales, lo que hacemos es reprender al enemigo con autoridad y seguir orando. Recuerde que, al orar, también conmovemos los cimientos del mundo espiritual de maldad. La clave, entonces, es ejercer autoridad de Cristo y perseverar.
Tengo algunas recomendaciones que comparto con usted: La primera, que se vista con la armadura espiritual cuando vaya a orar; la segunda, que se revista de fe y autoridad; la tercera, que se presente ante Dios con corazón limpio; la cuarta, que su vida de oración esté rodeada de obediencia al Padre celestial (el enemigo tratará de utilizar el pecado para alejarlo del Señor); la quinta, que tenga motivos puros, sin egoísmo, al orar, y se sexta, que persevere.
Entrar en la Escuela de Oración es una experiencia maravillosa. Todos podemos hacerlo. Basta que dispongamos nuestro corazón y nos rindamos a Dios.
EJERCICIOS PARA REFORZAR LOS CONOCIMIENTOS
Todo proceso de aprendizaje se refuerza con la revisión de los apuntes personales, pero, también, repasando principios que nos ayudarán a tener una mejor fundamentación. En ese orden de ideas le animamos a desarrollar los siguientes ejercicios:
- ¿Le ha ocurrido alguna vez que sus oraciones fueron estorbadas por el enemigo espiritual?
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- Cuando leemos Efesios 6:12, ¿de qué manera podemos aplicarlo a nuestra vida de oración?
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- ¿Conocía el apóstol Pablo los ataques que sufre un creyente cuando ora a Dios?
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- Cuando vamos al lugar secreto, ¿a qué nos estamos refiriendo?
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- ¿Qué dice el autor Charles Stanley respecto a la oposición que enfrentamos al orar?
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- ¿Qué relación hay entre la oración y la perseverancia de acuerdo con Filipenses 3:12-14?
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- ¿Podría enumerar las seis recomendaciones que se formulan y que se deben tener en cuenta cuando nos disponemos a orar?
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© Fernando Alexis Jiménez – Entrenador del Instituto Bíblico Ministerial de la Misión Edificando Familias Sólidas.