En esta ocasión y para comenzar el estudio acerca de los Libros Históricos, es necesario que aprendamos algo sumamente interesante. Lo que para nosotros –que nos fundamentamos en el Canon Griego y Latino–, son los Libros Históricos, para los hebreos están clasificados entre:
1.- Proféticos
2.- Hagiógrafos y Deuterocanómicos.
En el Canon por el que nos regimos, Josué, Jueces, Ruth, 1 y 2 de Samuel, 1 y 2 de Reyes, 1 y 2 de Crónicas, Esdras, Nehemías y Ester, son en su conjunto, los Libros Históricos.
Para que tenga una imagen mucho más clara, queremos ilustrarle la diferenciación con el siguiente cuadro:
CLASIFICACIÓN DE LOS LIBROS HISTÓRICOS EN EL ANTIGUO TESTAMENTO |
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CANON HEBREO |
CANON GRIEGO Y LATINO |
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CLASIFICACIÓN | LIBROS | CLASIFICACIÓN |
LIBROS |
PROFÉTICOS | José
Jueces 1 y 2 de Samuel 1 y 2 de Reyes |
LIBROS HISTORICOS | Josué
Jueces Ruth 1 y 2 de Samuel 1 y 2 de Reyes 1 y 2 de Crónicas Esdras Nehemías Ester |
HAGIÓGRAFOS | Ruth
Ester (1:1-10: 4) Esdras-Nehemías 1 y 2 de Crónicas
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DEUTEROCANÓNICOS | Tobit
Judit Ester 10 : 4-16 : 24, Macabeos |
Instituto Bíblico Ministerial
Ahora, se preguntará, ¿por qué la importancia de tener clara esta diferenciación? La respuesta es sencilla: Como estudiantes de la Biblia, es imperativo que conozcamos las diferencias existentes entre la selección hecha por el pueblo judío –que en lo que respecta el Antiguo Testamento es aceptada por el pueblo católico) y la que ha asumido el protestantismo.
En suma, los Libros Históricos recogen los hechos ocurridos en el pueblo de Israel desde que conquistaron la tierra de Canaán (sobre el 1180 a.C.) hasta Juan Hircano (135-104 a.C.).
Se trata de narraciones que, si las uniera, descubriría que siguen unos órdenes esquemáticos, parciales, selectivos y en la mayoría de los casos, escritos con métodos históricos deficientes, comparados con los de la historiografía moderna. Pese a ello, encontrarías también que tales historias son superiores a las que compendian la evolución de otros pueblos orientales.
HISTORIA DE VICTORIAS Y FRACASOS DE ISRAEL
Los diferentes textos que conforman los Libros Proféticos, consignan la historia que vivió Israel, y en todos se busca dejar sentado su reconocimiento de Dios como Creador y Salvador, eje central en su evolución como pueblo.
Podríamos decir que más que una historia de Israel, es la historia del progreso de la revelación y de las relaciones de Dios para con sus escogidos, que preparan la salvación mesiánica.
Los relatos ofrecen un enfoque didáctico, pedagógico y figurativo. Sentaron bases para dar continuidad a su fe en un Dios que todo lo puede, retomaron la tradición—que se transmitía oralmente de generación en generación—y guardaron en varios períodos—porque caían con frecuencia en la idolatría y la rebeldía frente al Supremo Hacedor—el respeto de la Alianza del Señor para con su pueblo (Véase Génesis 17:9; Deuteronomio 9: 26; 29: 11-12).
El tropiezo en el que incurrían los israelitas, era su constante inclinación a creencias y prácticas paganas de los pueblos con los que tenían contacto, tal como denunció el profeta:
! Qué nación tan pecadora, qué pueblo tan perverso! Generación mala, hijos depravados con una mala semilla. Han dejado al SEÑOR. Le han faltado al respeto al Santo de Israel, y le han dado la espalda”(Isaías 1:4. La Biblia, la Palabra de Dios para todos).
No obstante su pecado, tenían claro que siempre encontrarían en su Creador, una nueva oportunidad, como también lo expresa Isaías:
Los que queden regresarán al Dios Todopoderoso, los pocos que quedaron de la familia de Jacob”(Isaías 10:21. La Biblia, la Palabra de Dios para todos).
Dios siempre permanecía fiel a su promesa, aunque su pueblo escogido le fuera infiel (Ezequiel 16: 8; Jeremías 25: 5; Oseas 14: 2-9).
LA PERSPECTIVA PARTICULAR DE LOS AUTORES
Los historiadores sagrados –que eran hijos de la comunidad hebraica–asumieron la tarea de poner de relieve las raíces de la esperanza del pueblo de Israel en una salvación frente a la situación que enfrentara, y que aparece en las antiguas tradiciones populares, en los escritos preexistentes, en los anales que la nación conservaba celosamente en sus archivos, en las mismas listas genealógicas, incluso en libros de autores paganos, o en el mismo curso de los acontecimientos de la historia universal, cuyos hilos sin la más mínima duda, mueve Dios.
Los autores no fueron ajenos a las circunstancias que enfrentaban, y esa influencia externa, quedó plasmada en los escritos; igualmente dejaron sentados elementos de su personalidad y la perspectiva particular que tenían de los acontecimientos. No se puede desligar entonces a los escritores de su producción literaria en el devenir de la historia israelita.
Igual en nuestro tiempo, como verá. Pese a mi propósito de ser absolutamente neutral al verter la información en este Módulo, es evidente que aflorarán algunos elementos de mi personalidad e incluso, de la visión que tengo del pasado, del presente y del futuro.
Muchos emplearon en los Libros Históricos, un género histórico parecido al de la historiografía moderna; otros un género histórico-profético (por ejemplo el libro de Josué), o anecdótico-didáctico ( p.ej. Libro de Jueces), o midrásico (p.ej, libros de Esdras y Nehemías); o patético-oratorio; o popular (p. Ej, Libro de Rut), o simplemente novelesco.
Estos libros transmiten en forma narrativa el mensaje divino en las diversas etapas de la «prehistoria de la Iglesia», con la cual Dios un día había de establecer una alianza perfecta y definitiva (Jeremías 31:31-34; Hebreos 8: 6-13).
Vamos a sintetizar ahora, la información relacionada con los Libros Históricos. Para tener mayor comprensión, la apreciaremos en el siguiente cuadro:
SÍNTESIS DE LOS LIBROS HISTÓRICOS |
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LIBRO |
EVENTOS SOBRESALIENTES |
JOSUÉ | – A pesar de su unidad actual, este libro deja entrever que en él están recogidas diversas tradiciones orales (2-9) y escritas, algunas muy antiguas (21: 1-41; 21).
– En las dos etapas de redacciones deuteronomistas, posteriores al año 622 a.C., se hizo uso de esas tradiciones, que luego experimentaron todavía una reelaboración sacerdotal, acompañada de un incremento de material (3:6.15.17; 6: 1-16; 22: 9-34). – En forma esquemática, y épica a veces (6-8, 1-29; 9-10), describe la conquista rápida y total de Canaán por Josué (2-12), si bien algunos textos (13: 1-6; 16: 10; 17: 12-16) y el libro de los Jueces nos dicen que ésta fue larga y azarosa; además se le atribuyen victorias conseguidas por otros (12: 10). Su objetivo es probar la fidelidad de Dios a su promesa de entregar (13-22) su tierra (3: 11; Lev 25: 23) en herencia a su pueblo (Gén 12: 7; 15: 18; Dt 4: 1; 6, 10-15, etc.). – Dios estará con Josué en esta empresa (1: 5-9), a condición de que tanto él como el pueblo permanezcan fieles a la ley (1: 6-9; 23 ), reconociendo a Jehová como a su único Dios (24: 14-18, 21). – En caso de mezclarse con las gentes del país y postrarse ante sus ídolos (23: 12-16), Jehová se irritará contra ellos, arrebatándoles con la cooperación de estas mismas gentes la tierra buena que él les ha dado (1: 1-5; 23: 16), y en la cual Israel habita en calidad de huésped (Lev 25: 23). Todo el libro resalta el significado religioso de los acontecimientos; la conquista de Canaán por Israel y su reposo en esta tierra es un episodio de la historia de la salvación, el cual apunta hacia el ingreso en el reino de Dios (Mt 25: 34) y el descanso eterno en él. |
JUECES | – El libro se divide en tres partes: doble introducción, histórica (1: 1-2, 5) y doctrinal (2: 6-3, 6); cuerpo del libro (3: 7-16, 31) y dos apéndices (17-21).
– A base de antiguas tradiciones orales, locales y populares, diversas veces retocadas, coleccionadas y escritas por redactores de diversa condición, mentalidad y procedencia (Reino del Norte o del Sur) y sometidas a una revisión deuteronómica y sacerdotal (17-21); su autor describe el estado precario de Israel en la conquista y posesión de Cancán, debido a su infidelidad a Jehová (Jos. 23:15-16; Jue 2: 1-3, 6). – El libro desarrolla la tesis pragmática de los deuteronomistas en cuatro tiempos (2: 11-19; 10, 6-16): prevaricación y castigo; arrepentimiento y perdón, con la restauración del orden por obra de jueces carismáticos que actúan según las exigencias del momento (sho-fetim viene de shafat: establecer, restablecer). |
1 Y 2 DE SAMUEL | – A base de las memorias de David (2 Sam 9-20; 3 Re 1-2), del tiempo de Salomón, escribas, sacerdotes y profetas (Jer 18: 8) penetraron más profundamente durante la historia de los reinos de Judá y de Israel en el sentido teológico de los acontecimientos que culminaron con la entronización de David.
– Para este fin recogieron e interpretaron antiguas tradiciones sobre el tránsito del período de los jueces a la monarquía (1 Sam 1-7 ), sobre la institución de la misma (1 Sam 8-11), sus primeros pasos y vicisitudes (1 Sam 12-31) y su afianzamiento con David (2 Sam 1-8). – Durante el exilio un autor anónimo las compiló junto con otras de espíritu deuteronómico (1 Sam 7 y 12; 4: 18; 2 Sam 2: 10-11; 5: 4-5; 7) para explicar la situación presente a la luz de la anterior historia religiosa. – David es el punto central de su meditación teológica, con derivaciones hacia el pasado y el porvenir. |
1 Y 2 DE REYES | – Los compuso un autor anónimo en la cautividad para invitar a los exiliados a la reflexión sobre las causas morales que acarrearon la trágica situación de Israel en tierras extrañas.
– Describen a grandes rasgos, con ideas del Deuteronomio y de Jeremías, la marcha de los reinos de Judá e Israel a partir de David hasta la cautividad. – En el desarrollo de su tesis religiosa el autor cita los hechos más importantes, que él ha recogido en diversas fuentes históricas, proféticas, sapienciales (1 Re 14: 19.29; 17: 1-2 Re 1-13) y canónicas, enjuiciándolos a la luz de la teología de la alianza y de la teocracia. – Esos hechos demuestran que los reyes de Israel, empezando por el pecado de Jeroboam y siguiendo por la idolatría formal (1 Re 16: 26), terminaron en el culto al dios sirio Baal (1 Re 16: 25.30-33) y en la deportación (721). |
1 y 2 DE CRÓNICAS | – Al principio formaban un todo junto con Esdras y Nehemías. Constan de un preámbulo (listas genealógicas), con marcado interés por las tribus de Judá, Leví y Benjamín (1-9), seguido de las historias del reinado de David (10-29 ), de Salomón (2 Crón. 1-9) y de los sucesores de ambos en Judá (2 Cró. 10-36).
– En su composición a modo de midrás (sobre el 300 a.C.) se utilizaron fuentes bíblicas, las cuales se hallan incorporadas sin que se haga mención de ellas, y fuentes extrabíblicas, que están citadas explícitamente. Unas y otras son manejadas con libertad; y se las interpreta bajo la luz de la tradición y de la reflexión teológica. – Dichas fuentes relatan la historia de la teocracia, o sea, la historia de la elección de Israel y de Jerusalén, donde David y sus sucesores (representantes de Jehová ante su pueblo y su reino) tienen su trono, y Jehová tiene su templo. – Después de David y Salomón, este reino teocrático estuvo en peligro por la infidelidad de los reyes y del pueblo a la ley de Dios. Si Jehová se hubiera guiado por su justicia, él habría terminado con ese reino, pero, movido por su misericordia, conservó lo que había instaurado por una gracia especial. La fidelidad a la ley divina y el celo por el culto aseguran la continuidad eterna de la dinastía davídica y la prosperidad de la nación. – Todos (sacerdotes, levitas, laicos e incluso paganos) se hallan bajo la perspectiva de la salvación y del reinado universal del futuro hijo de David.
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ESDRAS Y NEHEMÍAS | – Relatan la vuelta del exilio y la reconstrucción del templo (Esd 1-6), la reparación de los muros de Jerusalén y su repoblación (Esd 4: 6-23, Neh 1-13 ), así como el restablecimiento de la ley (Esd 7-10).
– En el exilio Israel meditó sobre su pasado, que se presentaba como un tejido de transgresiones. Su historia y la acción de los profetas le invitaban a proyectarse hacia el futuro mirando a las experiencias del pasado. Puesto que fue castigado por su infidelidad a los mandamientos de Dios, el resto de los justos se decide a meditar más profundamente sobre el contenido de la ley, que se impone como norma de fe y costumbres (Neh 10: 29-40). – El sentimiento religioso se arraiga, la fidelidad a Dios se perfecciona, y se desarrolla un culto sin relación al templo visible. – De la cautividad saldrá un Israel con espíritu nuevo (Ez 11: 19) y corazón nuevo (Ez 6:9; 11: 19), el cual pactará una nueva alianza con Jehová (Ez 11: 20; 16: 60-62). – A pesar del aislamiento se abren paso en Israel el universalismo religioso y un espíritu misionero. La vuelta a su heredad por el decreto de Ciro (538) hace entrever el resurgimiento de un Israel más santo, más purificado, con una concepción más espiritualizada del reino de Dios. |
RUT | – Es un libro breve, de tan solo 4 capítulos.
– Relata un período excepcional de hambre que enfrentó Judá, lo que obligó a Noemí, la esposa de Elimelec efrateo, a emigrar en procura de provisión, ya que había quedado viuda y las condiciones del país eran sumamente difíciles. – La acompañó su nuera Rut quien se conoce con Booz, un hombre rico e influyente de Belén con quien termina en matrimonio (Rut 4:13). – Booz y Ruth fueron la pareja de quien descendió Isaí, el padre del rey David (Rut 4.22). |
ESTER | – Es la historia de la israelita que es llamada a ser esposa del rey Jerjes, gobernante de 127 provincias desde la India hasta Etiopía.
– En contra del pueblo judío se levanta Amón, alguien cercano al rey, quien por orgullo—ante la renuencia del judío Mardoqueo de rendirle honor—conspira para acabar con este pueblo. – Finalmente y gracias a la intervención de Dios, quien utiliza a la reina Ester como su instrumento, el pueblo judío es librado de la condenación a muerte y Amón, el maquiavélico personaje, termina víctima de la condena que quería imponer a su semejante: en la horca. – En síntesis es una explicación narrada acerca del origen de la fiesta de Purim. |
Instituto Bíblico Ministerial
Los Libros Históricos, como su nombre lo indica, representan uno de los compendios más apasionantes de la evolución del pueblo de Israel. Al leerlos descubrirás como, en todo momento, Dios sale al paso de las circunstancias adversas para salvar a Su pueblo.
© Fernando Alexis Jiménez – Entrenador del Instituto Bíblico Ministerial de la Misión Edificando Familias Sólidas.