¿Qué es orar? Puede que para muchos resulte un ejercicio difícil—argumentan que se quedan dormidos apenas inician. Para otros, tal vez una carga. Comienzan a hablar con Dios, pero en pocos minutos no saben qué decir. Y para el cristiano comprometido con el Señor Jesús, la perspectiva es distinta. Orar, desde su óptica, es un gran privilegio.
Aunque Dios es mucho más grande que nosotros, podemos hablar con él en cualquier momento acerca de cualquier cosa. No tenemos que hacer una reserva para hablar con Él, no tenemos que ir a un sitio en particular para encontrarlo, y tampoco tenemos que usar palabras especiales o un tono de voz específico cuando hablamos con Él. Solamente necesitamos un deseo humilde y sincero de llevar delante del Padre nuestros sentimientos y deseos más profundos.
ORAR NO ES UNA OPCIÓN
Cuando escudriñamos las Escrituras, descubrimos que orar no es una opción sino una prioridad en nuestra existencia. Es un fundamento para caminar en victoria con el Jesucristo.
Cuando lo hacemos, se desata el poder sobrenatural de Dios y se producen grandes transformaciones, incluso en el curso de la historia de pueblos enteros.
Hay pasaje revelador que vale la pena considerar aquí. Lo hallamos en 2 Crónicas 7:14:
“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.”
Ahora bien, la Palabra nos instruye sobre qué debemos hacer. Por favor lea Colosenses 4:2 y 1 Tesalonicenses 5:17. Medite en los dos pasajes. ¿Qué enseñan estos versículos a su vida?
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¿Qué dice la Biblia que ocurre cuando nos disponemos a orar? Encontrará la respuesta en Jeremías 29:12, 13:
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Dios espera de su pueblo:
- Que vamos a Su presencia en oración (Oseas 14:1-2)
- Que nos fortalezcamos en oración para vencer las tentaciones (Mateo 26:41)
- Que velemos siempre en oración (Lucas 21:36)
- Que perseveremos en oración (Lucas 18:1)
- Que oremos en todo tiempo (Efesios 6:17, 18)
- Que enfrentemos las circunstancias adversas en oración (Filipenses 4:6-7)
- Que pidamos con fe, sin dudar (Santiago 1:5-7)
- Que oremos por los enfermos (5:13-16)
Debemos de orar en el nombre del Señor Jesús (Juan 14:1). El orar en el nombre del Señor Jesús no quiere decir que simplemente repitamos el nombre de Jesús cuando oramos. Significa que oremos de una manera humilde, confiada y expectante por lo que el amado Salvador ha hecho y hará por nosotros.
CUANDO ORAMOS, HAY PODER SOBRENATURAL A NUESTRA DISPOSICIÓN
La vida de los hombres y mujeres de oración, son en su conjunto vidas extraordinarias porque –fruto de su clamor diario—experimentan el poder sobrenatural de Dios, que está a su disposición. Por el contrario, quien no ora, no debería hacerse muchas expectativas. Es poco lo que ocurrirá en su existencia.
Este fundamento podrá corroborarlo con las Escrituras. Lea Mateo 21:22, Juan 14:13 y 16:23-24. Reflexione en la enseñanza y escriba sus conclusiones a continuación:
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Cuando pedimos, recibimos (Cf. Lucas 11:9-10). Esa es la columna vertebral de la oración. Es cierto, la prioridad no es pedir sino desarrollar intimidad con Dios, pero en medio del diálogo que establecemos con Él en el lugar secreto, podemos pedirle con la certeza de que recibiremos.
Probablemente no hemos recibido, porque hasta el momento no hemos pedido (Cf. Juan 16:24). En este punto es importante que meditemos en cuánto tiempo pasamos delante del Padre en oración. Probablemente nos sorprenderemos. ¿La razón? Pasamos poco tiempo en Su presencia y, sin embargo, esperamos caminar siempre en nuevos niveles.
DEBEMOS RENDIR NUESTRAS NECESIDADES A DIOS EN ORACIÓN
Todos tenemos necesidades. Unos en mayor medida que otros. No obstante, el común denominador es que nos angustiamos cuando no logramos satisfacer algún requerimiento. Hay quienes dejan de conciliar el sueño, otros somatizan sus preocupaciones con enfermedades.
La dinámica para un cristiano que camina en victoria, es distinta. Acogemos la enseñanza de la Escritura contenida en Filipenses 4:6. Por favor, lea el versículo, y escriba cómo aplicará este principio en su vida:
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Ahora bien, de la mano con esta maravillosa instrucción del apóstol Pablo, encontramos una enseñanza del Señor Jesús que le invitamos a leer en Juan 15:7-8; otros versículos para consultar se encuentran en 1 Juan 3:22. Anote su apreciación alrededor de los pasajes bíblicos:
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No podemos perder de vista lo que aprendemos en la Biblia en el sentido de que la oración del justo puede mucho (Santiago 5:16 b).
UNA VIDA ORACIÓN PERMANENTE
Los cristianos debemos desarrollar una vida de oración permanente. Nuestro amado Salvador Jesucristo lo enseñó con su ejemplo. En la Palabra leemos que el amado Redentor pasaba muchas horas delante del Padre en clamor (Marcos 1:35; Lucas 6:12)
De hecho, el apóstol Pablo animó a los cristianos del primer siglo a orar en todo tiempo, con toda oración y súplica como leemos en Efesios 6:18.
Surge el interrogante, ¿en dónde orar? Lo recomendable es en un lugar especial donde nos citamos con Dios el Padre (Mateo 6:6; Lucas 5:16). No obstante, aprendemos de los hombres de Dios en la Bibli, que, de ser necesario, podemos hacerlo en cualquier lugar (Daniel 6:10; Hechos 10: 9; 21:5 y 1 Timoteo 2:8)
Si a los interrogantes que hasta el momento hemos despejado, se suma otro referido a la actitud con la que debemos orar, le animamos a leer los siguientes pasajes bíblicos: Esdras 9:5; Lucas 18:13; 2 Crónicas 20:18; Números 20:6 y Deuteronomio 9:18. Escriba a continuación sus conclusiones:
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Cuando nos acercamos a Dios en oración, además de dejar de lado toda sombra de duda, nos debe asistir la firme convicción de que Él nos escucha y responderá con poder, en consonancia con Su voluntad.
Esperamos que con el estudio que hemos realizado hoy en la Biblia, su vida de oración experimente una nueva dinámica, que crezca.
© Fernando Alexis Jiménez – Facilitador del Instituto Bíblico Ministerial de la Iglesia Misión Edificando Familias Sólidas.