Uno de los grandes temas que suscitan controversia alrededor del ministerio terrenal de nuestro Señor Jesucristo, es su nacimiento virginal. Para muchos representa un aspecto complejo, y para quienes someten todo a la racionalización, es un aspecto contradictorio. Sin embargo, es el cumplimiento de una promesa Escritural.
La concepción en una mujer virgen, María, nos ofrece una comprensión de su tránsito ministerial en un cuerpo de carne.
Los creyentes del primer siglo lo asumieron y no constituyó el centro de su predicación. Tampoco motivo de conflicto. Lo esencial fue y sigue siendo hoy, la salvación en Cristo.
Sobre la base anterior, insistimos: Jesucristo es cien por ciento hombre y cien por ciento Dios. Un principio de fe que asumimos y que, a la luz de la ciencia, no es explicable pero sí desde la perspectiva bíblica porque, como lo anota la Palabra, el Verbo que es Dios se hizo carne (Ver Juan 1:1-5, 9-12)
Consulte el texto de Mateo 1:18-21. ¿Quién intervino en la concepción del Señor Jesús?
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¿Qué promesa mesiánica encontramos en el Salmo 130: 7, 8?
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Estudie el texto de Mateo 1:22, 23. ¿Qué relación tiene con la promesa de Isaías 7:14? Explique.
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¿Por qué se le llamó Jesús a nuestro Salvador’ Ver Mateo 1:25.
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Ahora bien, en el evangelio de Lucas encontramos otra perspectiva respecto del nacimiento virginal de Jesús. Es la mirada del acontecimiento tomando como base la vivencia de María.
Le animo a leer Lucas 1:26-38 y 2:1-7. A continuación, compártanos sus apreciaciones:
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Desde la visión teológica, se estima que el evangelista Lucas pudo haber escuchado el relato de los labios de María virgen, y que, a ella también se refiere cuando alude a los testigos oculares (Ver Lucas 1:2)
Históricamente hay quienes han pretendido desestimar el nacimiento virginal de Jesús y asociarlo con los relatos mitológicos que dieron lugar a semidioses en diferentes culturas. El nacimiento virginal de Jesús—Dios hecho hombre—no tiene cabida en el paganismo.
Ahora, si bien es cierto el Espíritu Santo intervino en el nacimiento de nuestro Salvador, no se puede afirmar –porque sería un error–, que el Espíritu Santo es el padre de Jesús.
Abordamos ahora un interrogante: ¿Pudo tener hijos María después del nacimiento de Cristo (Marcos 3:31-35)? Por supuesto que sí. Como también es evidente que si bien es cierto, fue concebido por obra del Espíritu Santo, y aunque el tema resulte escabroso para muchos, el nacimiento de nuestro Salvador fue normal, como el de todo bebé. Ese hecho en nada deslegitima su ministerio ni tampoco el hecho de que María haya sido, después del parto, una mujer virtuosa.
© Fernando Alexis Jiménez – Entrenador del Instituto Bíblico Ministerial de la Misión Edificando Familias Sólidas.
