¡Es hora de evangelizar! (Introducción)

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¿Cuándo nos decidiremos a salir de la comodidad de las cuatro paredes de los templos? Solo el día que asumamos el compromiso de evangelizar, cualquiera sea el lugar en el que interactuemos con otras personas, veremos como no una sino millares de personas dejan de dar pasos hacia el infierno.

En tanto estemos pasivos, confortables en los servicios dominicales, millares de hombres y mujeres serán candidatos de perderse por la eternidad.

Es hora de movilizarnos. No podemos dilatar más nuestra responsabilidad. Permítame citar aquí al autor y conferencista, el reverendo, Edward Lawlor, a quien se consideró en su tiempo un hombre inquieto por la evangelización:

La hora ha llegado cuando tenemos que dedicarnos a ganar almas. Dios usará a quien esté dispuesto a rendirse a Cristo en el interés por los perdidos. Tenemos que ser ganadores de almas en nuestra generación contemporánea”

Para hacer una adecuada presentación del Señor Jesucristo a otras personas, es necesario que nosotros hayamos tenido una experiencia personal con Él.

¿Qué debemos tener claro? Varios aspectos que le invitamos a considerar:

  • Lo que significa una experiencia personal con el Señor Jesucristo.
  • Quién es el Señor Jesús para nuestras vidas.
  • Lo que el Señor Jesús hizo por nosotros, lo hace por otras personas.
  • No podemos desaprovechar ninguna oportunidad para testificar de Él.
  • Las personas con las que interactuamos diariamente necesitan conocer el mensaje de las Buenas Nuevas de Salvación.

Todo creyente está llamado a ser testigo de su Salvador. ¿Es lo que está haciendo actualmente? Si no ha asumido ese compromiso, es hora de reflexionar cuidadosamente sobre su responsabilidad según las Escrituras (Cf. Mateo 28:29; Lucas 5:10; Hechos 1:8)

Recuerde lo que aprendemos del Maestro en Su Palabra:

Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron.»(Mateo 4:19, 20 | RV 60)

Quien nos permite desarrollar las potencialidades de ganadores de almas es Aquél que nos llamó. No es en nuestras fuerzas sino en las de Él.

Cuando somos conscientes del llamado que tenemos de ser evangelizadores, nos asiste también la seguridad sobre el poder y la dirección del Espíritu Santo:

… pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” (Hechos 1:8| RV 60)

Para cumplir con la Gran Comisión contamos hoy con muchos más recursos impresos y tecnológicos de los que podía disponerse hace 20 años.

Entre las múltiples ventajas de nuestro tiempo, cuando hacemos buen uso de ellas, podemos citar el correo electrónico, los grupos que se crean en las redes sociales y los mensajes individuales que podemos compartir desde el teléfono móvil

UNA ENORME RESPONSABILIDAD

Cuando compartimos las Buenas Nuevas de Salvación estamos tendiendo un puente para que las almas que van camino de la perdición eterna como consecuencia de sus delitos y pecados, reciban en Jesús la vida eterna (Lea Efesios 2:1-3)

La responsabilidad es enorme porque aquellos que no reciben el mensaje, corren el peligro de pasar la eternidad en el infierno (Cf. Mateo 25: 31-46; Lucas 13:3, 5; Hechos 18:28)

Al tomar conciencia del compromiso que reposa sobre nuestros hombros, nos aprobamos de las palabras del apóstol Pedro ante el Concilio judío reunido en Jerusalén:

… porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.»(Hechos 4: 20 | RV 60)

No podemos callar. Millares de personas se perderán si nos hacemos de la vista gorda. Nuestro silencio puede marcar la diferencia entre la salvación y la vida eterna.

USTED NECESITA EL ESPÍRITU SANTO

Una experiencia con el Señor Jesús nos permite ser sellados con el Espíritu Santo (Efesios 1:13, 14) Rompe las ataduras del pecado y nos capacita para evangelizar, como veremos a continuación, porque:

  • El Espíritu Santo nos imparte vida espiritual (Efesios 2:1)
  • El Espíritu Santo mora en nuestro corazón (Romanos 8:9)
  • El Espíritu Santo nos imparte la seguridad de la salvación (Romanos 8:16)
  • El Espíritu Santo nos fortalecen para vivir sin pecado (1 Juan 3:9)
  • El Espíritu Santo conoce nuestro corazón (Hechos 15: 8, 9)

Gracias a la obra del Espíritu Santo nuestro testimonio de vida y al compartir las Buenas Nuevas se torna más fructífero.

Si dependemos de Dios y estamos en el centro mismo de Su voluntad al compartir la Palabra de Salvación, Él nos utilizará de una manera poderosa.

¡Es tiempo de comenzar la tarea! Y para brindarle herramientas, inicia desde hoy el Curso de Evangelismo al que esperamos pueda sacarle el mejor provecho. Ore a Dios para que estas enseñanzas traigan edificación a su ser y lo movilicen a ganar almas.

Fernando Alexis Jiménez

Instituto Bíblico Ministerial

Misión Edificando Familias Sólidas (Colombia)

 

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