Sentando las bases del liderazgo familiar (Capítulo 3)

amor en familia

Uno de los problemas recurrentes en la relación conyugal del líder cristiano, radica en el manejo inadecuado que se le da a los conflictos, hasta terminar por agigantarse.

¿Le ocurrió alguna vez que, un diálogo, se convirtió en la cuota inicial de una discusión? Lo más probable es que sí. A todos nos ha pasado. En tales casos, lo aconsejable es moderar nuestra reacción y evidenciarlo con el todo de voz. Comience diciendo: “Creo que…”. Esa sencilla expresión abre puertas para que su cónyuge comprenda que está haciendo conocer su punto de vista respecto a una situación en particular.

No está mal que dé a conocer su apreciación sobre cualquier asunto en particular, y más si está relacionado con la relación de pareja; pero no se deje arrastrar por el deseo sentar su posición a toda costa. No es en absoluto la perspectiva que debe esgrimir. Trae dificultades. Por eso, antes que resaltar lo “malo” del cónyuge, dígale con qué actitudes no está de acuerdo.

SI HAY PROBLEMAS, DIALOGUE

Irónicamente una relación de noviazgo que comienza con palabras agradables, detalles que enamoran, disposición de conciliar puntos encontrados y el sueño de pasar la vida juntos, suele terminar en rutina, falta de consideración e insensibilidad.

¿Qué ocurre? Que con el paso del tiempo se produce un progresivo deterioro en la relación de pareja y con los hijos. ¿Cuál es la razón? Las relaciones interpersonales al interior del matrimonio no suelen ser tan fáciles como se supone durante el tiempo de noviazgo, en el que todo es color de rosa.

Una vez se comparte el mismo espacio y los hechos de la cotidianidad, la perspectiva de la vida e, incluso, las reacciones, suelen ser muy distintas. Es allí donde surgen las diferencias y cada componente de la pareja llega a manifestar la insensibilidad, que deja de lado preocuparse por el estado de ánimo, sueños y esperanzas del otro.

Ahora, si una vez tomamos conciencia de esta disparidad de criterios y trato que puede surgir en el hogar, expresamos críticas al comportamiento del cónyuge, el problema antes que resolverse tiende a agravarse. El esposo o la esposa asumirán una actitud defensiva, prevenidos.

Una de las situaciones más frecuentes es cuando el cónyuge responde airadamente. ¿Cuál debe ser la actitud del hombre o la mujer que se preparan para servir a Dios o que ya están ejerciendo un ministerio? Encontrará la respuesta en Proverbios 15:1, 2, 4, 7, 13, 15,18:

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Mantener la serenidad y aplicar unos sencillos principios que compartimos ahora, es el sendero más apropiado para desarmar la insensibilidad de la pareja.

¿RELACIÓN SIN CONFLICTOS? IMPOSIBLE

Partimos de la base que mantener una relación sin conflictos resulta virtualmente imposible. No obstante, es posible cuando nos disponemos a buscar soluciones y conciliar, de cara a limar asperezas y llegar a puntos de coincidencia.

Cuando nos movemos en esa dirección, la relación entre los cónyuges cambia. Por supuesto, también esta actitud de diálogo no será fácil porque en ocasiones, comunicarse es complejo; sin embargo, con ayuda de Dios se puede alcanzar.

Revise cómo le responde a su cónyuge cuando surgen diferencias de criterios, y fíjese la meta de cambiar, tomado de la mano del Señor Jesús.

Asumir una posición de choque jamás contribuirá para que se llegue a un entendimiento cuando hay diferencias en la pareja. Por el contrario, ahondará la situación y la brecha será cada vez mayor.

Por este motivo es esencial que usted demuestre tres características en su forma de asumir las cosas, o actitudes, que son sumamente valiosas:

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Recuerde que la empatía no es otra cosa que ponerse en los zapatos del otro. Comprendernos e identificarnos con sus sentimientos. Tratar de ver la situación desde su perspectiva.

La sinceridad es la manifestación de mostrar auténtico interés en el otro al tiempo que el cariño está asociado con la aceptación amigable de una persona, entendiendo que ante todo se trata de un ser humano que siente, ríe, sufre y llora.

¿Es difícil que evidenciemos estas líneas de comportamiento en nuestra personalidad? En absoluto. Todos los seres humanos podemos desarrollaras. Recuerde siempre que el cambio comienza con cada uno de nosotros.

CUESTIONAR, DETONANTE DE LA RELACIÓN

Señalar a la otra persona no hace más que avivar el fuego. Cuando su prójimo se siente acusado, tiende a ponerse a la defensiva y rompe todo espacio para el diálogo, la concertación y, por supuesto, para arreglar las diferencias. Diga lo que tenga en su corazón sin acusar ni hacer sentir a su pareja que es la persona “más mala, incomprensiva e intolerante” del mundo.

Alrededor de este punto, ¿qué nos enseñan los pasajes de Proverbios 12:16 y 15:18? Compártanos sus opiniones:

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Tenga presente que muchas veces el acaloramiento del momento nos lleva a expresarnos con insensatez y con frases hirientes, sin medir el alcance.

Por este motivo lo más indicado es exponer qué sentimos cuando la calma gobierne nuestro ser, o pasar a otro tema que nos permita retomar el control de nuestras reacciones. Es posible, con ayuda de Dios. Es por usted, por su familia, por todos…

AVANCE EN LA TAREA DE LIDERAR LA FAMILIA

Si usted está vivamente interesado en fortalecer su relación de pareja y, de paso, ejercer una influencia transformadora sobre sus hijos, es importante que se formule dos preguntas que marcarán impacto en su vida:

  • ¿Qué estoy invirtiendo en mi familia?
  • ¿Qué estoy dispuesto a sacrificar por mi familia?

Generalmente las personas esperan lo mejor de la vida—como si el mundo entero tuviera una deuda con ellas—y eso aplica al entorno familiar. Esperamos vivir sin conflictos, manteniendo unas buenas relaciones con el cónyuge y los hijos, pero a cambio no queremos dar nada.

Creemos equivocadamente que los familiares están en deuda conmigo—bien sea porque proveo, porque concino, porque mantengo todo debidamente organizado, porque doy las órdenes—y me deben prodigar amor, cuidados y respeto.

¿Qué debemos hacer? En primera instancia reconocer que estamos equivocados. La familia no nos debe nada, por el contrario, nosotros les debemos mucho. Sobre esa base, es fundamental que cambiemos la concepción y comencemos a invertir en nuestra pareja y los retoños que hay en casa como fruto de esa unión.

INVIERTA EN FUNDAMENTOS SÓLIDOS PARA SU FAMILIA

Unas relaciones sólidas a nivel de la pareja y con los hijos se construyen a partir de principios sencillos que traerán fortaleza. Se convierten en cimientos que le permiten permanecer firme a pesar de las circunstancias adversas y los momentos difíciles.

La fundamentación para una familia sólida comienza con un principio maravilloso que encontrará en 1 Corintios 13:4-7. Lea el pasaje y escriba sus conclusiones:

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A partir de ese maravilloso texto que deberíamos revisar con tanta frecuencia, incluso al comenzar cada mañana, permítame compartir con usted cinco fundamentos que debe invertir en su familia; no un día, sino siempre:

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Piense por un instante en estos siete fundamentos. El amor le permitirá reconocer en su cónyuge y en sus hijos, al menos una sola cosa –comportamiento, pensamientos o acciones—de su cónyuge cada día; puedo asegurarle que en poco menos de un mes estará amando de manera especial a quien Dios le concedió como pareja y sus retoños en casa.

El perdón es esencial porque le lleva a dejar atrás todo lo que debe quedarse en el pasado. Cuando Dios nos perdona, jamás recuerda el daño que hicimos. Lo arroja al fondo del mar (Cf. Miqueas 7:18, 19). Perdonar permitirá que comencemos un nuevo capítulo cada día. El ayer, con todos sus errores, sencillamente queda en el ayer. El perdón va de la mano con el amor.

El tercer aspecto es la tolerancia. Reconocer que somos diferentes de los demás, y que esto aplica con su cónyuge y con sus hijos. Sencillamente son personas con una cosmovisión distinta. No pueden pensar y actuar como lo hace usted. Y ligado a este fundamento, viene la comprensión, que no es otra cosa que ponernos en los zapatos de la otra persona. Si lo hacemos, tendremos una comprensión mucho más amplia de por qué obra nuestra pareja y nuestros hijos como lo hacen.

Y finalmente, la ayuda. Nuestra familia crecerá en la medida en la que les ayudamos a crecer, a avanzar, a ser más eficaces. Si sabemos algo, compartir ese conocimiento, transferir enseñanzas claras que ayuden a crecer a cada uno de los miembros de la familia.

CONSTRUYA RELACIONES GRATIFICANTES

Vivir con otra persona no es fácil. ¿La razón? Compartir un mismo espacio resulta difícil si tenemos en cuenta que pensamos y actuamos diferente del cónyuge y de los hijos.

Quizá al comienzo durante el noviazgo, todo pareciera ser como una novela; pese a ello, conforme pasa el tiempo, interactuar con el cónyuge puede tornarse frustrante. Las diferencias de opinión tienden a ser más grande, y la búsqueda de soluciones a los conflictos se torna más lenta o sencillamente se estanca. Pretendemos tener la razón, y movidos por el orgullo, no buscamos ningún tipo de conciliación.

¿Qué nos mueve? Nos mueven en esencia los sentimientos y las emociones que no sabemos controlar. Nos dejamos arrastrar por el momento, y los resultados siempre son desastrosos.

Comparto con usted algo que leí de los autores Michael Catt y Alex Kendick:

Seguir nuestro corazón sería bueno si siempre fuéramos amorosos, si estuviéramos en sintonía con Dios y deseáramos lo correcto. Sin embargo, ya que los seres humanos somos egoístas, orgullosos y a menudo engañados, seguir nuestros corazones no siempre puede llevarnos a lo correcto.” (Michael Catt y Alex Kendrick. “El desafío del amor – Estudio Bíblico”. Lifeway Editores. 2012. EE.UU. Pg. 9)

¿Por qué lo decimos? Porque el orgullo llega a dominar el corazón y terminamos pensando y obrando de tal manera que herimos emocionalmente a todos en casa.

El principal motor en la relación familiar debe ser el amor., no lo que proveamos, lideremos o tal vez soñemos. Es el amor, como enseña el apóstol Pablo: 

Tres cosas durarán para siempre: la fe, la esperanza y el amor; y la mayor de las tres es el amor.” (1 Corintios 13:13. NTV)

Podemos alcanzar todo cuanto queremos, ser todo aquello que anhelemos, considerarnos el mejor líder en el trabajo, en la sociedad o en la iglesia; quizá tenemos mucho conocimiento; probablemente proveamos todo lo que necesita nuestra familia diariamente… pero delante de Dios lo más significativo es el amor.

Y si trasladamos ese fundamento a la familia, entendemos que Él nuestro amado Hacedor, valora el tiempo que invertimos en familia, nuestra comprensión, amor, tolerancia y expresiones de apoyo que les brindamos. Todas se derivan del amor, y el amor es muy valioso delante del Señor.

Cuando amamos, testificamos en casa y entre las personas entre quienes nos desenvolvemos, que verdaderamente Dios mora en nosotros (Cf. 1 Juan 4:7, 8, 11) Amor, que parte de una decisión. Ahí si podría decirle: Usted decide en su corazón amar a su pareja y a sus hijos. Revise su corazón. ¿Qué hay en él? Quizá dice que ama a todos alrededor, pero no es así.

Compartimos con usted esta nueva reflexión que le ayudará a crecer: 

Seguir nuestros corazones a menudo significa ir tras aquello que parece correcto en el momento. Nuestras emociones y sentimientos pueden ser engañosos y llevarnos por el camino equivocado.” (Michael Catt y Alex Kendrick. “El desafío del amor – Estudio Bíblico”. Lifeway Editores. 2012. EE.UU. Pg. 10)

Si amamos realmente, con esa capacidad maravillosa de amar que Dios colocó en nuestro corazón, construiremos con el cónyuge y los hijos relaciones significativas, que permiten aprovechar cada instante y lo tornan memorable; y además, relaciones enriquecedoras, que nos permiten experimentar bienestar, a la par que los hacemos sentir bien. Cada instante será alentador y gratificante; nos dará ganas de seguir viviendo.

EXPRESE SU AMOR CON PALABRAS

Las palabras se las lleva el viento. ¿Lo ha escuchado alguna vez? Sin duda que sí. No basta con decirle a nuestra pareja y a nuestros hijos que los amamos: debemos mostrarlo con hechos. Ir más allá de las palabras.

Piense en un esposo que le dice a su cónyuge: “Te amo”, pero es áspero con ella. ¿Cree usted que estas palabras le impactarán? Sin duda que no. E imagine ahora que le dice a su hijo: “Te amo”, pero seguidamente, ante el más mínimo error, le trata con palabras hirientes. De nada sirven las palabras en tales circunstancias. Hacen falta acciones que corroboren ese sentimiento que profesa tener hacia ellos.

El apóstol Pablo dejó claro este principio cuando escribió:

Si pudiera hablar todos los idiomas del mundo y de los ángeles, pero no amara a los demás, yo solo sería un metal ruidoso o un címbalo que resuena. Si tuviera el don de profecía y entendiera todos los planes secretos de Dios y contara con todo el conocimiento, y si tuviera una fe que me hiciera capaz de mover montañas, pero no amara a otros, yo no sería nada. Si diera todo lo que tengo a los pobres y hasta sacrificara mi cuerpo, podría jactarme de eso; pero si no amara a los demás, no habría logrado nada.” (1 Corintios 13:1-3. NTV)

Dice el apóstol Juan que “… el que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.” (1 Juan 4:8. NTV). 

Hay otro fundamento para las familias que encontramos en Santiago 3:13-17. Por favor, léalo con detenimiento y compártanos sus conclusiones:

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Las envidias amargas y las ambiciones egoístas no testimonial del amor de Dios, ni en nuestra familia ni en otro lugar. Por el contrario, ponen de manifiesto que decimos amar a Dios pero realmente no le conocemos.

Urge desaprender el concepto que tenemos del amor, y en segundo lugar, de la forma como lo expresamos. Como el primer paso para experimentar transformación es llevándolo al plano personal y familiar, le sugiero revisar cómo anda su relación de pareja y con los hijos.

No olvide que es una decisión que debe tomar, no es algo que nazca naturalmente.

Si bien son ciertas las dos necesidades fundamentales de todo ser humano: ser amados y desarrollar la capacidad de amar, no siempre sabemos hacerlo apropiadamente, por eso debemos acudir al Señor en procura de su ayuda.


RESPUESTAS A LA LECCIÓN Nro. 3


A continuación, encontrará las palabras o frases que requiere para llenar los espacios en blanco que aparecen en la Lección de hoy:

¿Relación sin conflictos? Imposible

1.- Empatía

2.- Sinceridad

3.- Cariño

Invierta en fundamentos sólidos para su familia

1.- Amor

2.- Perdón

3.- Tolerancia

4.- Comprensión

5.- Ayuda

6.- Fe

7.- Tiempo


© Fernando Alexis Jiménez – Entrenador del Instituto Bíblico Ministerial de la Misión Edificando Familias Sólidas (Colombia)


 

 

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