Y, ¿quién es Cristo? (Introducción)

Doctrina de Cristo

La pregunta se la formularon infinidad de hombres y mujeres, no solo durante la época del ministerio terrenal de Jesús, sino en el primer siglo. Lo veían haciendo milagros, obrando maravillas y transfiriendo principios de vida, pero no entendían de quién se trataba. Para muchos, era un palabrero, para otros, un rabino promotor de una nueva línea de pensamiento dentro del judaísmo.

No obstante, para quienes estuvieron cerca de Él, era hombre pero también Dios. El hecho lo releva el comienzo del evangelio de Juan:

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios… Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.»(Juan 1: 1, 14 | RV 60)

Para el discípulo, estaba claro que se trataba de Dios hecho hombre, tal como se había profetizado desde la antigüedad.

Para él y los más íntimos seguidores del Maestro, no cabía la menor duda sobre su divinidad.  De hecho, hay otra escena en la cual el apóstol Pedro fue protagónico por su extraordinaria declaración:

Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo.» (Mateo 16:13-20| RV 60)

Y decimos que su intervención fue relevante, porque si leyó el texto con detenimiento, descubrió sin duda su exclamación:

Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.»(Mateo 16: 16 | RV 60)

Admitió que, Aquél ser a quién había acompañado en sus jornadas, tenía origen divino.  La revelación provenía del Creador. Su vida, a partir de ese momento, fue transformada.

Tras la resurrección del Señor Jesús, discípulos como Tomás manifestaron su escepticismo. No podían creer que algo sobrenatural, de esa magnitud, se hubiese producido.

Dice el relato bíblico:

Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.»(Juan 20: 26-29| RV 60)

¿Puso atención al detalle? Léalo de nuevo.  Le dijo: “Señor mío y Dios mío”.  Lo llamó Dios. Desde ese instante, todo manto de duda se despejó de su existencia.

LAS HEREJÍAS FRENTE A LA NATURALEZA DE CRISTO

No obstante, muchos de quienes vieron y escucharon a Jesús, y aún aquello que en tiempos posteriores hablaron de Él, se inclinaron por algunas posiciones heréticas que describe de forma sencilla el siguiente cuadro:

Herejías en torno al Señor Jesucristo
Herejía Promotores Planteamiento
 

Ebionismo

 

 

Judíos

Afirmaba la humanidad de Cristo excluyendo su divinidad.
 

Gnosticismo

 

Pagana

 

Se deslizaba en el error opuesto al concebir su humanidad como una manifestación ilusoria (griego, dokēsis, phantasma).

 

Unitarismo o 

Monarquianismo

 

Los Alogos, 

Teodoto, Artemón 

y  Pablo de Samosata

 

Negaban la divinidad de Cristo totalmente o la reducían a un mero poder (griego, dynamis). Sus representantes generalmente admitían su generación sobrenatural por el Espíritu Santo.

 

 

Unitarismo

patripasionista

o sabeliano.

 

Práxeas, Noeto, 

Calixto I, Berilo de Bostra y Sabelio.

Sostenía la divinidad de Cristo, pero la mezclaba con la esencia del Padre y por tanto, negaba la personalidad independiente y preexistente de Cristo.

Frente a estas herejías, los primeros creyentes afirmados en la doctrina de los apóstoles, enseñaron la divinidad de Cristo, su plena humanidad, y su personalidad independiente.  Los concilios de Nicea y Calcedonia reafirmaron este principio de fe, que marcaba la diferencia.

Nuestro amado Salvador fue objeto de adoración, oración y alabanza desde el principio, como se deduce de pasajes del Nuevo Testamento que le invitamos a leer a continuación (Juan 20:28Hechos 7:59,60; 9:14,21; 1 Corintios 1:2Filipenses 2:10Hebreos 1:6; 1 Juan 5:13-15Apocalipsis 5:6-13)

A continuación, compártanos su conclusión alrededor de los textos consultados:

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COMPROBACIÓN HISTÓRICA

Algunos historiadores de amplio reconocimiento como Plinio el Joven, Clemente de Alejandría, Orígenes, Ignacio de Antioquía, Policarpo, Irineo, Tertuliano, Cipriano y Eusebio, entre otros, evidenciaron en sus escritos, que Cristo era confesado como Dios y adorado y enseñado como tal.

Esta línea de fe fue obstaculizada en algunos momentos claves de la historia, como cuando Arrio (250-335 d. C.), un presbítero de Alejandría, Egipto, negó la divinidad estricta de Cristo (su igualdad con el Padre).

Enseñaba que:

  • Se trataba de una divinidad subordinada, diferente en esencia a la de Dios (griego, hetero-ousios).
  • Tenía una preexistente antes del mundo, aunque no eterna («hubo un tiempo cuando él no era«).
  • Era una criatura de la voluntad de Dios salida de la nada (griego, ktisma ex ouk ontōn), quien creó este mundo presente.
  • Se encarnó para nuestra salvación.

Cristianos de la época defendieron la divinidad de Cristo. Sin duda, no debió ser fácil, pero perseveraron en su propósito.

A la posición del Concilio de Nicea, siguieron la declaración de Calcedonia de 451, y las posiciones asumidas en el tercer y cuarto concilio ecuménico (Éfeso, 431, y Calcedonia, 451) que procuraron resolver la cuestión de la relación precisa de las dos naturalezas en la persona de Cristo: humana y divina.

IMPORTANCIA DE LA CRISTOLOGÍA

El cristiano debe tener una clara visión teológica del mensaje de salvación y de Jesús quien trajo la redención al mundo. Hoy más que nunca es imperativo. Así lo demandan tantas doctrinas de error que han hecho carrera en nuestra sociedad y que se revisten del manto de cristianismo.

Los temas que abarca la cristología son en esencia:

  • Jesús como _____________
  • Jesús _____________
  • Jesús como _____________
  • Jesús como _____________

Puede que a primera vista el asunto suene extraño y hasta completo. Pero la Cristología no es otra cosa que estudiar todo lo relativo a Cristo Jesús y su divinidad.

Los fundamentos para hacer el estudio lo encontramos en dos fuentes de probada historicidad e inspiración divina:

  • _____________________________
  • _____________________________

La época de los padres de la Iglesia (siglos II-VIII) fue un perí­odo floreciente de reflexión alrededor de Cristo. Durante ese lapso, la Iglesia universal celebró concilios ecuménicos que tuvieron como tema principalmente el misterio de Jesús, el misterio de Dios y del hombre. Insistimos en cuáles fueron dichos Concilios porque revisten importancia para todo estudiante de teología:

  • Concilio de _____________ (325 d.C.)
  • Concilio de _____________ (451 d.C.)
  • Concilio de _____________ (553 d.C.)
  • Concilio de _____________ (681 d.C.)

LA CRISTOLOGÍA SIGUE VIGENTE

Durante el período de la reforma protestante, teólogos como Martín Lutero hicieron valiosas aportaciones al revitalizar la Cristología o doctrina de Cristo. Por supuesto, sus planteamientos retomando las Escrituras, tuvieron eco. Lo lamentable es que con el paso del tiempo han tendido a desdibujarlas.

La cristologí­a contemporánea se distingue por la recuperación de la centralidad de Jesús, particularmente en algunas denominaciones que enfatizan en volverá las Escrituras antes que dejarse arrastrar por el emocionalismo en sus prácticas de culto.

Como habrá podido comprobar, el Curso que iniciamos hoy reviste singular importancia porque nos vuelve a los orígenes como creyentes en Jesucristo. Lo pone en el centro de nuestra existencia. Nos permite darle el lugar de preeminencia que le corresponde y fundamentar en Él el mensaje de Salvación que compartimos a la humanidad.

Nuestro sincero deseo no es solamente que comience las Lecciones sino que las concluya exitosamente dentro de su proceso de formación teológica.

¡Dios le bendiga rica y abundantemente!

Ps. Fernando Alexis Jiménez, Lic. Teol.

Instituto Bíblico Ministerial

Misión Edificando Familias Sólidas (Colombia)


RESPUESTAS A LA LECCIÓN INTRODUCTORIA


A continuación, encontrará las palabras o frases que requiere para llenar los espacios en blanco que aparecen en la Lección de hoy:

Importancia de la Cristología

– Dios

– Preexistente

– Salvador

– Hombre

– Antiguo Testamento

– Nuevo Testamento

– Nicea

– Calcedonia

– Constantinopla

– Constantinopla III


(C) Fernando Alexis Jiménez – Entrenador del Instituto Bíblico Ministerial de la Misión Edificando Familias Sólidas (Colombia)


 

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