Hacer discípulos, el punto de partida para una iglesia dinámica (Introducción)

discipulado

Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros.

(2 Timoteo 2:2 | RV 60)

¿Qué es el discipulado y cuál es su importancia para la comunidad de creyentes? Dos interrogantes que revisten singular importancia y, sobre las cuales, debemos hacer una evaluación autocrítica y honesta que nos permita reconsiderar los planes y proyectos que nos fijamos cada año en las iglesias. Estos dos cuestionamientos constituyen el punto de partida para imprimir cambios significativos en las tareas a realizar en el corto, mediano y largo plazo.

Como pastor, obrero o líder, ¿ha tomado tiempo para reflexionar al respecto?

El apóstol Pablo en su carta a Timoteo, le encarga transferir las enseñanzas recibidas a hombres que, a su vez, pudieran proseguir la labor. Un proceso continuo.

Procuremos aterrizar el concepto de discipulado. Es una forma de pensar que se refleja en hechos y que es el producto de una relación íntima con el Señor Jesús. Ese hecho determina una enorme diferencia entre ir a la congregación cada semana, y ser discípulo de Jesús.

Quien se congrega, recibe principios en la Palabra de Dios mientras que el discípulo es un aprendiz que vivencia lo aprendido y, fruto de un compromiso permanente con su Salvador, experimenta crecimiento permanente. Esa es la gran diferencia.

Caminar de la mano del Maestro involucra tres ingredientes de suma importancia:

  • El llamado
  • La respuesta
  • El compromiso con la Gran Comisión

No olvidemos que esa Gran Comisión a la que hacemos alusión, se encuentra contenida en el evangelio de Mateo:

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.»(Mateo 28:19-20| RV 60)

LA REVITALIZACIÓN DE UN PRINCIPIO ANTIGUO

El concepto de discipulado no es nuevo. Está registrado en las Escrituras desde el Antiguo Testamento.

Podemos encontrar registro de grupos que seguían a un maestro, en pasajes como 1 Crónicas 25:8 e Isaías 8:16.

El profeta Eliseo fue discípulo de Elías (1 Reyes 19:19 y 2 Reyes 2:1-15; 3:11) Él a su vez, tuvo personas que seguían sus pasos, aprendiendo de sus enseñanzas.

Los seguidores del Señor Jesús, a su turno, asumieron el compromiso que les encomendó el Señor Jesús y que encontramos en el siguiente pasaje:

Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén.» (Marcos 16:20| RV 60)

Por supuesto, cuando se dieron a la tarea de proclamar las Buenas Nuevas de Salvación, dejaron sentadas las bases para que, esa función, la prosiguieran otras personas.

PAGAR EL PRECIO DE SER DISCÍPULOS Y DISCIPULADORES

Estos creyentes comprometidos del primer siglo, decidieron pagar el precio que incluía la renunciación, como lo enseñó Jesús:

No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra;  y los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.»(Mateo 10:34-38| RV 60)

¿Qué implica pagar el costo? Frente a esta pregunta, que es una de las más frecuentes, hay varios factores que se deben considerar con fundamento en lo que enseña la Biblia:

  • Dificultades (Marcos 8:31-38)
  • Rechazo de quienes se mueven bajo la mundanalidad (Juan 15:19-21)
  • Llevar las cargas de otros (Gálatas 6:2)
  • Renovar nuestros pensamientos y acciones (Romanos 12:2)
  • Apartarnos del mundo (2 Corintios 6:12)
  • Ser como Cristo Jesús (2 Timoteo 3:1-14)

El discipulado rinde sus frutos, representados en transformación de vidas hoy—lo que incluye por supuesto el entorno familiar en el que se desenvuelven estas personas—, y de carácter eterno, porque habremos cumplido el propósito de Dios para nuestra existencia.

El discipulado no es nuevo. Ha existido desde siempre. Es un modelo concebido desde la eternidad para su aplicación en el reino de Dios, es decir, en cada etapa de la humanidad incluida la nuestra. De ahí que sea imperativo revitalizar ese concepto, no dejarlo sumido en el olvido para dar cabida a nuevas iniciativas que jamás lo reemplazarán.


EJERCICIO PARA AFIANZAR LOS CONOCIMIENTOS


Ha concluido la introducción al Curso “Haciendo Discípulos”. Hemos aprendido principios importantes que debemos repasar, ahora que emprendemos un proceso formativo importante para nuestra vida cristiana y el desempeño del ministerio. Le invitamos ahora, a realizar estos breves ejercicios:

1.- Si el amor tal como lo enseñan las Escrituras es un distintivo del discípulo (Juan 13:35; 15:12), otro de los cimientos podrá encontrarlo en Juan 14:15. Escriba sus conclusiones:

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2.- La disposición para ser discípulo, es esencial. ¿Qué debe hacer un auténtico seguidor del Señor Jesucristo? (Marcos 8:34, Lucas 9:23)

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© Fernando Alexis Jiménez – Director del Instituto Bíblico Ministerial de la Iglesia Misión Edificando Familias Sólidas.

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