Origen y permanencia del mundo de las tinieblas (Lección 1)

Prendidos de la mano de Jesucristo debemos prepararnos para la guerra espiritual.

La maldad está ligada a los pensamientos y acciones de nuestro adversario espiritual: Satanás. No encuentro mejor ilustración para graficarlo, que una fábula que leí y hoy comparto con usted:

“Hace algún tiempo, una pequeña tortuga se encontraba retozando en un riachuelo disfrutando de una soleada mañana, sin ninguna preocupación, al poco tiempo escucho que una voz la llamaba desde una de las orillas del río:

Tortuga, tortuguita, ven por favor-.

Como todos sabemos, las tortugas de río son básicamente animalillos de buen corazón, así que sin dudarlo un segundo la tortuga se acercó confiadamente a la voz que la llamaba.

Al llegar a la orilla del río, la tortuga se llevó un gran susto al advertir que el dueño de la voz que la llamaba era un escorpión negro: son extremadamente peligrosos. La tortuga — ingenua, al fin y al cabo — le pregunto sin acercarse a la orilla:

— ¿Qué quieres de mi escorpión? –

El otro respondió:

— Pequeña tortuga, tengo una urgencia y debo cruzar hacia el otro lado del río. ¿Serias tan amable de ayudarme a cruzar llevándome sobre tu lomo? —

La tortuga solo tardó un instante en pensar que ahí había gato encerrado y rápidamente le contestó:

— No te puedo llevar porque eres un escorpión y en cuanto me acerque a ti, me vas a picar y moriré —

Al escuchar estas palabras el escorpión rompió a llorar a mares y usando un tono lastimero le dijo a la tortuga:

— Es verdad, créeme: necesito cruzar al otro lado y no tengo tiempo para dar un rodeo; es una pena que no me quieras ayudar solo porque soy un escorpión. No tengo la culpa de ser lo que soy —

La pobre tortuga, que era de buen corazón, estuvo a punto de ayudarle al escuchar el llanto del que pedía su ayuda, pero recordó los escorpiones son bichos capaces de picar a otro y matarlo, así que comenzó a alejarse y le dijo al escorpión:

— Lo siento mucho, pero no debo de ayudarte porque me matarías —

El escorpión desesperado le dijo:

— Tortuguita, por favor espera; te propongo lo siguiente: ¿Sabes que yo no se nadar verdad? —

— Si…--, contesto la tortuga un poco intrigada.

— ¿Y sabes también, que lo único que a mí me interesa es cruzar al otro lado verdad? —

— Si…--, respondió una vez más la tortuga.

— Pues entonces, ¿qué te parece si solo te acercas a la orilla lo suficiente para que yo pueda llegar a tu lomo mediante un salto? De ese modo estarás segura de que no te puedo picar cuando te me acerques; también estarás segura de que no te puedo picar cuando me estés llevando porque si te hundes tú, pues yo también me hundiría y moriría junto contigo; además al llegar a la otra orilla me dejas a la distancia justa de un brinco y si desperdicio mis fuerzas en tratar de picarte, pues no voy a llegar a la orilla y me voy a ahogar — , argumentó el escorpión y por último agregó: — Por favor tortuga, por favor hazme ese gran servicio, sabes que si te pico pierdo yo tanto o más que tu

La pobre tortuguita no sabía qué hacer y repaso mentalmente el plan del escorpión. Pensó para sus adentros “Debe estar muy desesperado para pasar al otro lado ya que está poniendo su vida en mis manos” y sin más, se decidió.

Está bien — le dijo —. Súbete, te llevo —.

El escorpión muy agradecido salto a lomos de la tortuga y ésta inicio su recorrido silbando una alegre melodía; sin embargo, al llegar a la mitad exacta del río, la tortuga sintió el terrible piquete del escorpión en la base de su cuello. Atónita, al tiempo que sentía como su cuerpo se entumecía y comenzaba a hundirse, solo pudo voltear a ver al escorpión y preguntarle:

— ¿Que pasoMe picaste y ahora los dos nos hundiremos. ¿Por qué lo hiciste?—

El escorpión le respondió antes de ahogarse:

— No lo pude evitar, mi naturaleza es picar… —

Moraleja: Lo único a lo que nadie puede traicionar, es a su propia naturaleza.

La naturaleza de Satanás se orienta a la destrucción de la obra más grande de Dios: usted y yo. A pesar de nuestros pecados, Dios nos amó tanto que en Su Hijo Jesús trajo redención (Cf. Juan 3:16)

¿DE DÓNDE SURGEN SATANÁS Y SUS HUESTES DE MALDAD?

La Biblia no nos relata en detalle la historia del origen y caída de Satanás y sus huestes de maldad; sin embargo, a través de varios pasajes podemos inferior de dónde proviene, cómo actúa en el mundo y cuál será su fin.

El profeta Isaías quien ejerció su ministerio alrededor del año 700 a.C. durante los reinados de Uzías, Jotán, Acaz y Ezequías, hace una vívida descripción de la figura de Satanás, poniendo de relieve varios aspectos que rodean a nuestro mayor adversario espiritual: orgulloso, ambicioso, no valoraba el estar cerca de Dios, sino que quería estar por encima de Dios.

El texto señala: “Aquí vinieron a parar tu orgullo y tu música de cítaras. Tu cama es podredumbre, tus mantas son gusanos. “¡Cómo caíste del cielo,lucero del amanecer! Fuiste derribado al suelo, tú que vencías a las naciones. Pensabas para tus adentros: ‘Voy a subir hasta el cielo; voy a poner mi trono sobre las estrellas de Dios; voy a sentarme allá lejos en el norte, en el monte donde los dioses se reúnen. Subiré más allá de las nubes más altas; seré como el Altísimo’. ¡Pero, en realidad has bajado al reino de la muerte, a lo más hondo del abismo! Los que te ven se quedan mirándote, y, fijando su atención en ti, dicen: ‘¿Es este el hombre que hacía temblar la tierra, que destruía las naciones, que dejó el mundo hecho un desierto, que arrasaba las ciudades y no dejaba libres a los presos?” (Isaías 14:11-17, versión Dios habla hoy)

Esos relatos nos explicarían por qué mientras que en Génesis 1:1 se nos habla de la creación de Dios, en el versículo 2 nos encontramos que había caos.

La mayoría de los estudiosos de las Escrituras coinciden en señalar que ese desbarajuste de connotaciones universales se produjo como consecuencia de la rebeldía de Satanás.

Esto tiene estrecha relación con la descripción que hace el apóstol Juan:

Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.” (Apocalipsis 12:7-9, versión Dios habla hoy).

Los ángeles caídos se convirtieron en el ejército de Satanás, y son quienes cumplen sus órdenes en un muy bien estructurado esquema jerárquico (Cf. Efesios 6.12)

SATANÁS TRAICIONÓ LA CONFIANZA DE DIOS

De acuerdo con las citas Escriturales, encontramos que Satanás tuvo un lugar de privilegio en la presencia de Dios, tenía poder y lo ejercía sobre la creación; pese a ello, traicionó a su Creador y acarreó con las consecuencias, como lo describe el profeta Ezequiel, quien ejerció su ministerio antes de la caída de Jerusalén, en el 597 a.C, aproximadamente:

El Señor se dirigió a mí y me dijo: “Tú, hombre, entona un canto fúnebre al rey de Tiro. Dile: ‘Esto dice el Señor: Tú eras modelo de perfección, lleno de sabiduría y de perfecta belleza. Estabas en Edén, el jardín de Dios, adornado con toda clase de piedras preciosas: rubí, crisólito, jade, topacio, cornalina, jaspe, zafiro, granate y esmeralda; tus joyas y aretes eran de oro, preparados desde el día en que fuiste creado. Te dejé al cuidado de un ser alado, estabas en el monte santo de Dios y caminabas entre las estrellas. Tu conducta fue perfecta desde el día en que fuiste creado hasta que apareció en ti la maldad. Con la abundancia de tu comercio te llenaste de violencia y pecado. Entonces te eché de mi presencia, te expulsé del monte de Dios, y el ser alado que te protegía te sacó de entre las estrellas. Tu belleza te llenó de orgullo; tu esplendor echó a perder tu sabiduría. Yo te arrojé al suelo, te expuse al ridículo en presencia de los reyes. Tantos pecados cometiste y tanto te corrompiste con tu comercio, que llegaste a profanar tus templos. Entonces hice brotar en medio de ti un fuego que te devorase. Todos pueden verte ahora en el suelo, convertido en cenizas. Todas las naciones que te conocen se espantan al verte. Te has convertido en algo terrible; ¡para siempre has dejado de existir!’.” (Ezequiel 28:11-19)

Observe cuidadosamente que el texto evidencia que Satanás, en esta profecía es presentado como un ser que estuvo en Edén, con dominio universal hasta tal punto que se movía “entre las estrellas”.

Gozó de enormes privilegios hasta que el pecado anidó en su corazón. Y el pecado se unió a la violencia, que es la misma que despliega contra la creación de Dios, que somos usted y yo. Dejó de lado la sabiduría que le asistió cuando fue creado y cayó en la insensatez, obrando con locura.

SATANÁS Y SUS HUESTES OPERAN EN EL MUNDO

Satanás ha desplegado su ataque sobre todo lo creado y las Escrituras le identifican como el dios de este siglo (Cf. 2 Corintios 4:49) Su propósito indeclinable es frustrar el plan eterno de Dios para la humanidad.

El orgullo lo sigue dominando, el que lo lleva a la caída y derrota (Cf. Isaías 14:13; Ezequiel 28:17; 1 Timoteo 3:6). Desde su posición, sigue siendo un acusador nuestro (Job 1-2; Zacarías 3; Lucas 22:31; Apocalipsis 12:10).

Nuestro adversario y su equipo enorme de colaboradores en el mundo de las tinieblas son reales; no en vano a Biblia hace más de 300 alusiones a su existencia, lo mismo que a sus agentes de maldad. Su nombre, que significa “adversario, enemigo” (Cf. Mateo13:39, 1 Pedro 5:8). A su turno, Diablo: Quiere decir “Calumniador, tentador” (Cf. Lucas 4:2), mientras que Lucifer— que es otra de las designaciones como se le conoce universalmente — , es vertido al español como “ángel de la luz«, que trae engaño.

Pese al despliegue espectacular que hace, en procura de hacer sentir que tiene poder, nuestro enemigo está vencido. Pese a sus ataques (Cf. Lucas 22:31) el Señor Jesús lo venció, destruyendo sus obras (Cf. 1 Juan 3:8). Lo derrotó con Su obra redentora en la cruz a favor de los pecadores.

En el Gólgota, nuestro Salvador Jesucristo, lo avergonzó, exhibiéndolo públicamente derrotado (Cf. Colosenses.2:15; 1 Juan 4:4).

No hay razón, por tanto, que los cristianos estemos de nuevo sujetos a la esclavitud, ya que por la redención del amado Hijo de Dios, «El Padre nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al reino del Hijo de su amor” (Colosenses 1:13).

Cuando comprendemos el origen de Satanás, su rebeldía para con Dios y de qué manera opera en el mundo, lo reconocemos como nuestro enemigo. Ahora bien, en la propia Palabra hallamos noticias alentadoras: Jesucristo ya lo venció y nos corresponde— a usted y a mi— ejercer autoridad sobre su gobierno de maldad.

Usted es soldado de Cristo. Levántese. Está llamado a vencer… Te animamos a seguir adelante con este Curso que te preparará para librar las batallas espirituales tomados de la mano de nuestro amado Salvador Jesucristo, quien nos asegura la victoria


EJERCICIOS PARA DESARROLLAR DURANTE LA SEMANA


La mejor forma de reforzar los conocimientos adquiridos es repasando lo que se vio en cada Lección y desarrollar ejercicios, como los que le proponemos a continuación, para retroalimentar las enseñanzas:

1.- Memorice el versículo de Juan 10:10 y trate de escribirlo sin mirar el texto bíblico:

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2.- Mencione algunas características que identificaron desde un comienzo a Satanás, con base en la lectura de Isaías 14:11-17.

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3.- De acuerdo con Apocalipsis 12:7-9, ¿quiénes se convirtieron en el ejército que siguió a Satanás?

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4.-  ¿Bajo qué estructura jerárquica se mueve Satanás de acuerdo con Efesios 6:12?

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5.- Describa qué ocurrió con Satanás después que se rebeló de acuerdo con Ezequiel 28:11-19.

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6.- ¿Por qué razón Job 1-2; Zacarías 3; Lucas 22:31; Apocalipsis 12:10 identifican a Satanás como nuestro acusador delante de Dios? ¿En qué se fundamenta nuestro enemigo espiritual para acusarnos?

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7.- ¿Qué nos enseña la Biblia respecto a lo que hizo el Señor Jesús a Satanás (Cf. Colosenses 2:15; 1 Juan 4:4)?

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© Fernando Alexis Jiménez – Entrenador del Instituto Bíblico Ministerial


 

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