Viviendo la libertad en el Espíritu Santo (Lección 10)

Conforme grupos de oración y de liberación.

Un sector muy lejano. Unas pocas casas— escasas, a decir verdad— a lado y lado de un camino polvoriento, el único que permitía el regreso luego de un viaje de cuatro horas en carro. En ese lugar, olvidado del mundo, fue que lo encontró Dios. Su única diversión los fines de semana era beber, desde el viernes en la noche cuando recibía el salario de la semana, hasta que podía resistir en pie, el domingo al atardecer.

Desesperado porque no podía escapar de la cárcel del alcohol, buscó a Dios; no por que quisiera, sino porque estaba desesperado y no encontraba salida al laberinto. “Ayúdame, Señor Jesucristo. No puedo más. Este vicio de la bebida es más fuerte que yo.”, clamaba angustiado en la inquietud de la casucha que le servía de habitación.

Ese día, después de orar con el corazón, confiando y creyendo que Dios podría ayudarle, Lucio fue liberado del espíritu de adicción al alcohol que lo mantenía atado.

Por lo siguientes dos meses se vio tentado a reincidir en el consumo de bebidas embriagantes, sobre todo los viernes, después de tener unos cuantos pesos en el bolsillo. Era cuando comenzaba a sentir esa conocida resequedad en la garganta y la que consideraba una necesidad inaplazable de tomarse, aunque fuera una cerveza.

Luchaba contra su voluntad. Tras apurarse unos cuantos tragos después de combatir— creía que infructuosamente— el deseo de embriagarse, comprobó que en sus fuerzas no podría lograrlo. ¡Satanás siempre venía para tentarlo!

Acudió entonces a la que se constituiría en su mejor salida a la crisis: la oración. Cada vez que sentía aflorar la tentación, buscaba a Dios en clamor. Encontraba fortaleza y ¡podía vencer!

Esa búsqueda lo llevó a pasar cuanto más tiempo podía en la presencia del Señor Jesús, y experimentaba cómo su vida iba siendo más y más llena del Espíritu Santo.

En adelante, aunque el Adversario espiritual ponía tentación a su paso, él podía vencer con cierta facilidad, dependiendo siempre de Dios y no de sus propias fuerzas…

¿POR QUÉ VIVIR EN LA LLENURA DEL ESPÍRITU SANTO?

Cuando una persona recibe liberación espiritual, recobra esa condición de apertura a una relación con Dios que ganó para nosotros el Señor Jesús en la cruz. Él, por su muerte y resurrección, nos hizo justos delante del Padre celestial y nos aseguró libertad del mundo de las tinieblas, tal como declaró: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” (Juan 8:36).

La libertad se mantiene cuando de manera voluntaria, usted y yo decidimos caminar de la mano de nuestro amado Señor y acogemos la instrucción del apóstol Pablo cuando enseñó: “No se embriaguen, pues no se podrán controlar; más bien dejen que el Espíritu Santo los llene y controle. Así hablarán entre ustedes con salmos e himnos y cantos espirituales, y elevarán al Señor alabanza. Y cantos de todo corazón. También le darán gracias siempre y por todo a Dios, nuestro Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.” (Efesios 5:18-20, Nueva Biblia al Día)

Mantener la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas, asegura que la “casa estará llena” y no tienen nada qué hacer ni Satanás ni sus huestes. No es otra cosa que abrirle el corazón al poder de Dios con el cual, además de ser testigos eficaces, podremos vencer sobre la tentación y llegar a nuevos niveles en nuestra relación con el Padre celestial.

El Señor Jesús instruyó a los cristianos del primer siglo y a nosotros hoy, sobre la importancia de andar bajo la plenitud de la Presencia Santa, cuando dijo a sus discípulos: “Sin embargo, cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes, recibirán poder para ser mis testigos no solo en Jerusalén, sino también en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra.” (Hechos 1:8, Nueva Biblia al Día)

A los creyentes en Jesús a lo largo de la historia, comenzando por la iglesia primitiva, el poder espiritual que recibieron del Supremo Hacedor los llevó a permanecer firmes en medio de la adversidad y las persecuciones, y a predicar con denuedo a pesar de que Satanás ponía tropiezo continuo a sus esfuerzos: “Después de haber orado, tembló el lugar en que estaban reunidos; todos fueron llenos del Espíritu Santo, y proclamaban la palabra de Dios sin temor alguno.” (Hechos 4:31, Nueva Versión Internacional)

Esa llenura santa llevo a que desarrollaran intimidad con Él y a obrar en victoria siempre, por encima de las circunstancias. Hoy día, gracias a ese Poder de lo alto, quienes han sido liberados de la posesión o influencia satánica pueden resistirle firmes y afianzarse más en Dios.

LLENOS DEL ESPÍRITU SANTO, DERROTAMOS LAS TINIEBLAS

Gracias a la llenura del Espíritu Santo en sus vidas, los discípulos derrotaban fácilmente el mundo de las tinieblas, como lo podemos apreciar en el incidente ocurrido en Éfeso y del cual fueron protagonistas Pablo y Silas:

Una vez, cuando íbamos al lugar de oración, nos salió al encuentro una joven esclava que tenía un espíritu de adivinación. Con sus poderes ganaba mucho dinero para sus amos. Nos seguía a Pablo y a nosotros, gritando: — Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, y les anuncian a ustedes el camino de salvación. Así continuó durante muchos días. Por fin Pablo se molestó tanto que se volvió y reprendió al espíritu: — ¡En el nombre de Jesucristo, te ordeno que salgas de ella! Y en aquel mismo momento el espíritu la dejó. Cuando los amos de la joven se dieron cuenta de que se les había esfumado la esperanza de ganar dinero, echaron mano a Pablo y a Silas y los arrastraron a la plaza, ante las autoridades.” (Hechos 16:16-19, Nueva Versión Internacional)

Observe que el plan de esta mujer poseída, como instrumentos en manos del Adversario, era poner tropiezo a la predicación del Evangelio. Pero aun desarrollando esa estrategia de ataque, admitían que Pablo y Silas eran siervos de Dios, porque recuérdele: Satanás y sus huestes saben quién es quién en el Reino de Dios.

Cuando llegó el momento oportuno, Pablo ordenó al espíritu salir de la joven, y quedó libre. El diablo y sus demonios no pudieron rechistar a siervos llenos de la presencia de Dios, como sin duda, debe ocurrir con nosotros al ministrar liberación. Es esencial que haya llenura del poder de Dios. Y si usted fue liberado, es necesario que llene la casa del Espíritu Santo.

Para vencer y ser eficaces en nuestro desenvolvimiento, recibimos los dones del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo que describimos a continuación:

1.- Dones del Padre celestial

Los dones del Padre celestial para el creyente son siete. Los provee al cristiano para que nos dispongamos a ser instrumentos útiles en sus manos. Pablo lo explicó en los siguientes términos: “Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.” (Romanos 12:4, 5, Nueva Biblia al Día)

Con esos dones el amado Padre celestial nos equipa para ser más eficaces en el ministerio, tal como lo describimos en el siguiente cuadro:

LOS DONES DEL PADRE CELESTIAL (Romanos 12:6-8)

Tipo de Don

Características

1. Don de Profecía Hablar bajo inspiración de Dios Exhortación, enseñanza, anuncio de aquello que Dios tiene dispuesto hacer en la iglesia
2. Don de Servicio Permite ministrar a los demás Servir a quienes están en necesidad Quien lo tiene en su vida comprende que en el Reino de Dios son grandes aquellos que sirven (Mateo 20:26)
3. Don de Enseñanza Trasmite eficazmente las verdades de Dios Recibe revelación en la Palabra de Dios Trasmite la revelación en la Palabra de Dios, labor diferente del profeta que habla en el nombre de Dios
4. Don de Exhortación Anima Instruye Exhorta Advierte con fundamento en la Palabra de Dios
5. Don de Repartir El Espíritu obra en el cristiano trayendo generosidad Nos permite proveer a quien no tiene nada Se ejerce sin buscar la gloria personal ni hacer ostentación para lograr reconocimiento
6. Don de Presidir Lo ejerce quien lidera Permite orientar bajo el poder del Espíritu Santo Aplica diligencia en el proceso de dirigir
7. Don de Misericordia Sensibilidad sobrenatural al sufrimiento de los demás Una manera práctica y eficaz de testimoniar el amor de Dios Servir como instrumentos de Dios bajo el convencimiento y no por obligación.

Es esencial que evaluemos nuestra vida espiritual, identificando aquellos dones con los que el Padre celestial nos llena para ayudarnos en el ejercicio ministerial.

2.- Los dones del Hijo de Dios

En la extensión del Reino de Dios cada uno de nosotros es importante, y para tal fin, debemos ejercer un ministerio. Pablo lo plantea de la siguiente manera: “¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Son todos maestros? ¿Hacen todos milagros? ¿Ha dado Dios a todos el don de sanar enfermos o de habar en lenguas extrañas? ¿Puede cualquiera entender e interpretar otras lenguas? Obviamente, no. Ustedes, por su parte, traten de obtener los mejores dones. Pero déjenme mostrarles un camino más excelente.” (1 Corintios 12:29-31, Nueva Biblia al Día)

El siguiente cuadro define los dones del Hijo de Dios de acuerdo con lo que aprendemos en las Escrituras:

DONES DEL HIJO DE DIOS (1 Corintios 12:28)

Tipo de Don

Características

1. Apóstol Liderazgo especial de alguien que ministra como mensajero o enviado de Dios Está ligado al ejercicio de expandir el Reino de Dios mediante la plantación de iglesias y apertura de campos misioneros.
2. Profeta Don para exhortar la Iglesia y predecir eventos futuros en el Plan de Dios Portador de un mensaje especial de Dios
3. Evangelista Don especial para la proclamación de las Buenas Nuevas de Salvación Ganar muchas almas para el Reino y extender le mensaje de Salvación
4. Pastor Quien enseña la Palabra de Dios, motiva y cuida de las ovejas de la congregación Responsable delante de dios por las almas que tiene a cargo
5. Maestro Quien ejerce el ministerio de enseñanza de la Palabra de Dios con revelación de lo alto.
6. Misionero Posee un don especial para extender las Buenas Nuevas en aquellos lugares donde Cristo no ha sido predicado Tiene carga por las almas sin Cristo en un mundo todavía no alcanzado por la Iglesia

Tenga presente que los Dones del Hijo de Dios fueron dados para equipar el Cuerpo de la Iglesia y facilitar su misión.

3.- Dones del Espíritu Santo

Cuando recibimos a Cristo en el corazón como único y suficiente Salvador, somos llenos del Espíritu Santo (Cf. Efesios 5.13) Y es el Espíritu el que nos equipa para el ministerio regalándonos Dones: “El Espíritu Santo le da una manifestación especial a cada uno de nosotros para ayudar a los demás.” (1 Corintios 12:7, Nueva Biblia al Día)

DONES DEL ESPÍRITU SANTO (1 Corintios 12:8-10)

Tipo de Don

Características

1. Palabra de Sabiduría Transmitir la voluntad de Dios Guía divina transmitida una persona para saber cómo actuar apropiadamente en cada circunstancia Sabiduría que interactúa con conocimiento y discernimiento
2. Palabra de Ciencia Revelación sobrenatural del plan y voluntad de Dios Auxilio divino para conocer lo que hay detrás de circunstancias que pasan desapercibidas
3. Don de Fe Creer sin dudar de lo que hará Dios Discapacidad sobrenatural de ver lo imposible hecho posible por el poder de Dios
4. Dones de Sanidades Poder sobrenatural para ministrar sanidad a los enfermos
5. Don de hacer Milagros Poder sobrenatural para obrar hechos que van en contravía de toda lógica y leyes físicas
6. Don de Profecía Declaración inspirada por Dios: Para transmitir la voluntad y mensaje de Dios Para anunciar lo por venir en el Plan de Dios
7. Discernimiento de Espíritus Poder sobrenatural para identificar el mundo espiritual de las tinieblas y de qué manera opera, para contrarrestar su accionar
8. Diversidad de Lenguas Lenguas en idioma desconocido Lenguas conocidas sólo en el ámbito espiritual
9. Interpretación de Lenguas Poder sobrenatural para conocer el mensaje que contienen las lenguas espirituales Se revela el significado del mensaje del Espíritu Santo a nuestro espíritu Ocurre de manera espiritual para la dimensión natural

El apóstol Pablo explica que la manifestación de los Dones es algo que “…hace un mismo y único Espíritu, y él da tales dones y determina cuál ha de recibir cada uno.” (1 Corintios 12:28, Nueva Biblia al Día) ¿Cuál es el propósito? Que seamos poderosos instrumentos de Dios en el ministerio de la extensión del Reino.

ES HORA DE PERSEVERAR Y DAR LA BATALLA

Cuando nuestro amado Dios nos da la herramienta para vencer y tenemos asegurada la victoria, ¡Es hora de dar la batalla!

Al quedar libre una persona, se abren frente a ella las puertas a una nueva vida, plena en Dios. No se puede permitir, bajo ninguna circunstancia, que el enemigo gane nuevamente ventaja, de ahí la importancia y necesidad de mantenernos llenos del Espíritu Santo. Recuérdelo: usted fue concebido para vencer en Cristo…


EJERCICIOS PARA DESARROLLAR DURANTE LA SEMANA


La mejor forma de reforzar los conocimientos adquiridos es repasando lo que se vio en cada Lección y desarrollar ejercicios, como los que le proponemos a continuación, para retroalimentar las enseñanzas:

1.- ¿Por qué aseguran las Escrituras que sólo si el Señor Jesús nos libera, seremos verdaderamente libres (Cf. Juan 8:36)?

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2.- ¿Cuál es la razón por la que el apóstol Pablo recomienda que seamos llenos del Espíritu Santo (Cf. Efesios 5:18-20)?

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3.- ¿Cómo ayuda a una persona liberada de posesión o influencia demoníaca ser llena del Espíritu Santo en el enfrentar los ataques del mundo de las tinieblas?

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4.- ¿Por qué se asegura que los demonios conocen quién es quién en el reino de Dios (Cf. Hechos 16:17)?

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5.- ¿Podría describir algunos de los dones del Padre celestial en la vida de un cristiano (Cf. Romanos 12:6-8)?

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6.- ¿Podría describir algunos de los dones del Hijo de Dios en la vida de un cristiano (Cf. 1 Corintios 12:28)?

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7.- ¿Podría describir algunos de los dones del Espíritu Santo en la vida de un cristiano (Cf. 1 Corintios 12:8-10)?

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© Fernando Alexis Jiménez – Entrenador del Instituto Bíblico Ministerial


 

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