“Enoc anduvo siempre con Dios, y un día desapareció porque Dios se lo llevó.” (Génesis 5: 24 | RVC)
Belva Day, una mujer de 95 años, desapareció y, aun cuando las autoridades estadounidenses han redoblado los esfuerzos, aún no la encuentran. Un auténtico misterio. Los hechos ocurrieron a comienzos de febrero de 2025 en Mountain Home, Arkansas.
Las autoridades siguieron su rastro, porque iba conduciendo un auto viejo. Sin embargo, de un momento a otro perdieron el rastro.
En alguna oportunidad el Señor Jesús se refirió a la “desaparición” de las personas, al referirse a los últimos tiempos y, en particular, Su regreso por su pueblo:
«Entonces, estarán dos en el campo, y uno de ellos será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán en el molino, y una de ellas será tomada, y la otra será dejada. Por tanto, estén atentos, porque no saben a qué hora va a venir su Señor. Pero sepan esto, que si el dueño de la casa supiera a qué hora va a venir el ladrón, se quedaría despierto y no dejaría que robaran su casa. » (Mateo 24:40-43 | RVC)
No podría decirle que las personas desaparecerán como Belva Day, fueron raptadas por el Supremo Hacedor, pero lo cierto es que las Escrituras sí describen la desaparición de personas. Dios se llevó a Enoc cuando tenía 365 años (Génesis 5.22-24) Igual ocurrió con Elías, el Padre se lo llevó con Él (2 Reyes 2:11) De hecho, no pudieron encontrarlo.
¿Podemos irnos en el rapto? Por supuesto que sí. Somos el pueblo elegido por gracia. ¿Quiere decir esto que ya está definido quiénes se salvarán y quiénes se condenarán? Dios sí sabe quiénes serán salvos, pero no porque haya tomado esa decisión desde la eternidad, sino porque perdona a los pecadores y sabe quiénes aceptarán su amor ilimitado, expresado en el sacrificio redentor del Señor Jesús en la cruz.
¿Ha pecado mucho? Bueno, ese no es un obstáculo porque el Padre celestial le ofrece perdón ilimitado en respuesta a su arrepentimiento sincero. Sin embargo, Él no lo obligará a dar ese paso. Le corresponde a usted, acogerse a la gracia divina. Hoy es el día. Decídase por Jesucristo en su corazón.
Oración:
“Amado Dios, gracias por perdonar mis pecados. Sé que he pecado mucho, pero también que tu gracia está a mi disposición, por amor y nada más que por amor, porque no lo merezco. Me acojo a tu gracia divina y te pido guíes mis pasos, haciendo de mí la persona que tú quieres que yo sea. Amén”
© Fernando Alexis Jiménez | @Conexión365